domingo, 29 de noviembre de 2020

El Régimen del 78

Desde hace varios años es frecuente encontrarse con una corriente de opinión que tiene metido entre ceja y ceja "acabar con el Régimen del 78". 

Identifican con este concepto a unos poderes ocultos en las sombras que son los que dominan y controlan todo. En el mismo saco se mete a la Monarquía, el Poder Judicial y el IBEX 35 y todo ello amparado por la norma que sustenta todo: la Constitución. 

Para ello, arremeten contra todo aquello que, en su imaginario, ayuda a mantener el statu quo actual. Los "constitucionalistas" son tachados de fascistas y se les excluye de cualquier tipo de diálogo. Se habla del "relato de la Historia desde la ultraderecha" ante cualquier exposición de los hechos históricos que contenga un mínimo brillo sobre los logros alcanzados en nuestra historia común. 

Cualquier mención a la unidad de España o su cultura está vista con recelo. 

Es desolador verificar la existencia de un odio tan visceral hacia todo lo que somos y representamos. 

Pero, ¿cual es el objetivo final? ¿donde quiere llegar esta corriente de pensamiento? y sobre todo ¿cual es su idea de España y los españoles?

Quieren una sociedad que renuncie a su pasado. Una sociedad sin historia que nace de la nada, o bien que tenga que pedir perdón por todo lo que ha hecho hasta ahora. Una sociedad humillada que empiece su nueva andadura inmaculada tras haber expiado sus pecados imaginarios. 

Personalmente, aparte de algún cabreo que me llevo de vez en cuando, en función de las barbaridades que leo, oigo o veo por ahí, esta corriente me llena de tristeza. Tristeza porque, tras intentar comprender con toda la paciencia que puedo reunir, no veo ninguna propuesta, ningún plan ni objetivo para el futuro más allá del ansiado derribo del "Regimen del 78", de manera que, si alguna vez se consiguiera, lo que quedaría al día siguiente sería un inmenso y absoluto vacío.   

Como siempre, intento ver el lado positivo de cualquier situación, y en este caso, la buena noticia es que NUNCA lo van a conseguir. Y no, no será por los poderosos en la sombra, ni por el IBEX 35, ni por la injerencia del capitalismo internacional, ni por el Rey, o la Iglesia Católica. Será sencillamente porque para hacerlo han de sentarse, dialogar y llegar a acuerdos con una inmensa parte de la sociedad a la que pretenden ignorar y ningunear. Igual que se hizo para aprobar la Constitución, cuando los que se odiaban, con razones claras y objetivas para ello, se sentaron para alcanzar un acuerdo que nos  permitiera seguir viviendo en paz y prosperidad. 

Hasta que no lo entiendan, no conseguirán más allá de vomitar su odio inútilmente.


lunes, 9 de noviembre de 2020

Extrañas coincidencias

 Ayer estuve trabajando un poco en mi última obsesión sobre la historia de los presidentes de los Estados Unidos. Lento, pero seguro (e inconstante) sigo avanzando por el primer tercio del Siglo XIX. 

Estuve repasando la vida y obras de Martin Van Buren como 8º presidente de USA. Entre los hechos que afectan a su vida política me llamó la atención el Incidente del Amistad, barco negrero de origen español que protagonizó un incidente internacional cuando su "carga" se rebeló frente a las costas de Cuba. 

Fué un día tranquilo, de esos que no tenía hace tiempo, sin tener que ocuparme de hacer un recado, supervisar a un adolescente, u ocuparme de un quehacer doméstico; lo que me permitió que por la tarde tuviera tiempo de ver una película. La elegida fue Serpico, de Sidney Lumet con Al Pacino como actor revelación. 

¿Qué decir de la peli? Bueno, pues es muy setentera, con una gran actuación del protagonista, que hace sombra al mismo Mortadelo con su capacidad para disfrazarse de lo que sea para pasar desapercibido como miembro de la policía secreta de Nueva York. Cuenta la historia de un poli vocacional que no quiere saber nada de sobornos y destapa la podredumbre de la corrupción policial de aquellos tiempos que salpicaba hasta a las más altas instancias. La película está basada en una novela, que a su vez se basa en hechos reales. Es decir, Serpico existió, y dejó una huella notable en el Departamento de Policía de Nueva York. 

Una buena historia basada en hechos reales ejerce un magnetismo al que no puedo dejar de escapar. Aprovechando más tiempo libre, me he puesto a buscar un poco de información sobre la película y el personaje, y ¡oh, magia de San Google!, entre los resultados de la búsqueda salta una noticia de Agosto de este año en la que se menciona la muerte de Allan Rich, que en Serpico interpreta al Fiscal del Distrito que ayuda a destapar el asunto. 

Pues bien, Allan Rich hace de juez en una película de Spielberg sobre el incidente del Amistad ¿qué cosas no? 

sábado, 12 de septiembre de 2020

Cabalgar contradicciones

 Hace unas semanas estaba haciendo un repaso del blog para ver desde cuando había empezado y me sorprendí al ver que había pasado más de una década. Trece años nada menos. 

Curioseando entre mis entradas me topé con este cariñoso comentario:  

El simpático anónimo opinaba sobre un artículo en el que reflexionaba sobre el comunismo. Si, es cierto que era una reflexión simple, o estúpida según se mire, y por ello, me he decidido a recoger el guante lanzado por el anónimo ilustrado, y me he lanzado a leer El Manifiestro Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels. Eso si en la edición con dibujitos, que uno sigue siendo muy limitado. 

He de admitir que me tiene completamente fascinado pese a que no he avanzado mucho en el par de ratos que me he puesto a leer. No es que contenga conceptos muy complicados, ni que el lenguaje me sea desconocido, sino que sencillamente tengo que parar y releer determinados párrafos porque no doy crédito a lo que leo en primera instancia.  

Tan profundo trabajo intelectual me tiene en un estado de abstracción casi permanente, en el que repetidamente me venía este eslogan a la cabeza "cabalgando contradicciones". No sabía donde lo había oído pero era perfecto para describir mis primeras impresiones con la lectura. Afortunadamente, una vez más Google despejó mi duda confirmando que la autoría de la frase es de Pablo Iglesias, el genio actual de la mercadotecnia política. 

Una reflexión llevó a otra e inevitablemente acabé llegando a la Iglesia Católica como la pionera absoluta y original en eso de "cabalgar contradicciones": la Santísima Trinidad, la Inmaculada Concepción de María, o la transustanciación del pan y el vino son ejemplos que no tienen parangón en la Historia de la Humanidad. 

Discusiones interminables en Concilios que acabaron con el establecimiento de dogmas incuestionables, o que en caso de cuestionar, dejaban al reticente fuera del abrigo de la Iglesia y en ocasiones, en lo alto de una pira sirviendo de escarmiento a quienes pudieran dudar de la infalibilidad eclesial.   

En definitiva, mi conclusión preliminar es que, en esto de establecer dogmas para evitar debates estériles y peligrosos, el Comunismo y el Catolicismo son primos hermanos.  

sábado, 29 de agosto de 2020

Oir música

Cuando se habla de audición consciente se suele emplear el verbo escuchar. Sin embargo, casi nadie dice que está escuchando música sino oyendo música. 

No sé si esta convención popular se debe a una de esas pequeñas revoluciones incruentas que el pueblo soberano perpetra con respecto a las recomendaciones de la RAE, pero en todo caso, en lo que a mi respecta, en esta ocasión y sin que sirva de precedente, la ignorancia de dicho mandato, en caso de existir, me parece muy acertada. 

Digo esto, no por tocar las narices a tan respetable institución, sino porque sinceramente lo creo. En mi caso, y creo que en el de la mayoría de la gente, muchas veces pongo música de fondo como quién enciende una chimenea en un día de frío: para que me caliente, me anime, me acompañe, para que esté ahí mientras leo, dibujo, escribo, cocino, o miro por la ventana. De hecho, lo que más me gusta de su compañía es la posibilidad de disfrutar de ella sin tener que prestarle demasiada atención. No es exigente, no es necesario pensar en ella ni analizarla ni nada que requiera ni una pizca de consciencia. Y eso me parece que, como las mejores cosas que conozco, no tiene precio.

Me da igual lo que diga la letra, me da igual la intención del autor o del interprete, me da igual el virtuosismo o la originalidad de la pieza, simplemente la oigo y disfruto. Así de simple. 

Eso no quiere decir que, en ocasiones, como ocurre con todo el arte que me conmueve, no intente saber más sobre todo eso: letra, autor, intención, cómo lo hizo, por qué lo hizo y, ya el culmen, cómo podría hacerlo yo. 

A mi juicio, es una ventaja sobre el resto de las artes: aunque me encante la literatura, o la danza, o la pintura, o la escultura, de ninguna de ellas se puede disfrutar de manera tan inconsciente como con la música.    

sábado, 22 de agosto de 2020

El balcon en invierno - Luis Landero

 Me lo recomendó alguien, no recuerdo bien quién. Lo tenía en el Kindle desde hacía tiempo y no me animaba a leerlo tras consultar en algún sitio la reseña de Google: 

"Asomado al balcón, debatiéndose entre la vida que bulle en la calle y la novela que ha empezado a escribir pero que no le satisface, el escritor se ve asaltado por el recuerdo de una conversación que tuvo lugar cincuenta años antes, en otro balcón, con su madre. "

He de reconocer que el hecho que me empujó a leerlo es bastante prosaico: era "finito". No recuerdo qué había leído antes que me dejó un poco reticente a abordar un tocho, y me decanté por éste por su tamaño. Así de simple y estúpido. 

Después de leerlo, y reconocer a un gran escritor, he de decir que es una de esas obras de escritores que me dan un poco de alipori (¡Señor, qué palabra tan odiosa!): Un escritor hablando de sus cosas, de sus intimidades, de sus orígenes humildes y sus debilidades. No puedo evitar sentirme incómodo al leer este tipo de obras. Supongo que, por una parte siento estar invadiendo el espacio privado de alguien, y de alguna forma, veo mi privacidad comprometida en la medida en que, en demasiadas ocasiones, me veo reflejado en lo escrito. 

Estos son algunos de los pasajes que más me han hecho pensar: 

"También allí, en el fútbol, mi papel era de lo más confuso, y ese ha sido siempre el signo de mi vida, la ambigüedad, el desarraigo, el merodeo, la vaguedad de los contornos, la indefinición de las tareas". 

No es algo en lo que me vea identificado generalmente, pero si es cierto que a ratos, nos pasa a todos.  

"Ayer fue un día que se quedó casi sin vivir. Ya al despertarme, antes incluso de abrir los ojos, me di cuenta de que no tenía voluntad ni ganas de hacer nada, ni de leer, ni de escribir, ni de salir a pasear, ni de curiosear en Internet o ver un rato la televisión". 

Lo de levantarme desganado, no es algo que vaya conmigo. Al igual que ocurría con Bartleby el escribiente, yo me identifico con el personaje que se despierta con una energía plena que se va diluyendo a lo largo del día. Mi desgana es claramente vespertina, pero rara vez me la puedo permitir: privilegios de clase.   

"También en la vida real la memoria funciona así, con pasajes subrayados y notas marginales, con detalles cargados de sugerencia, a veces convertidos en símbolos. Hay épocas de nuestra vida de las que apenas recordamos nada. Años que, por intrascendentes y rutinarios, que son casi todos, la memoria ha ido abandonando hasta entregarlos al más atroz de los olvidos. "

Es una obviedad, pero el hecho de leerlo y darme cuenta del agujero negro en que se ha convertido ciertos períodos de mi vida, me asombra. Entiendo que es así para la inmensa mayoría, pero no es consuelo.   

"Esa palabra, corresponder, la tengo marcada a fuego desde niño. Si te hacían un favor, un regalo, una invitación, había que corresponder. Si no eras capaz de corresponder, se agradecían muchos los ofrecimientos pero no se aceptaban, no podían aceptarse."

Recuerdo cuando era un niño que, lógicamente, me encantaban los regalos. En Reyes o por mi cumpleaños, los regalos me hacían una ilusión tremenda. Por eso, cuando oía a alguien que "no podía aceptar un regalo" me sonaba a algo extra-terrestre. Sin embargo, la definición que hace el autor es perfecta para explicar esta conducta tan extravagante. 

"Pero yo lo que quería de verdad era amaestrar pájaros, hablar a voces, reírme y beber vino, y de vez en cuando trabajar un poquito". 

¡Qué jodío... y yo!. Bueno, lo de los pájaros, no, pero al resto me apunto. 

sábado, 25 de julio de 2020

La primera vez que oí a los Rolling

Fue tarde, muy tarde. Concretamente en el verano de 1992. Siempre he ido a mi ritmo, y mi ritmo siempre ha sido lento. Ese es un tema del que tengo que hablar también. Sobre lo lento y la manía de hacer todo de manera rápida, y la frustración que genera. Pero esa es otra cuestión que será tratada en otro momento.
Estaba en aquel verano del 92. Hacía calor, como todos los veranos de Madrid desde que tengo uso de razón. Entonces tenía 20 años y carnet de conducir recién estrenado, lo que, a su vez, me proporcionó un trabajo de verano, y consecuentemente, algo de efectivo que gastar en contra de mi persistente falta de liquidez.
Trabajaba para una agencia de viajes en la calle Desengaño, cobraba semanalmente, y al salir con dinero en los bolsillos, las tiendas de discos de segunda mano de la calle de la Luna me estaban esperando.
Sorteaba todo lo cortesmente que podía las invitaciones de las profesionales del amor que estaban por la zona y acudía a aquellos garitos extraños, llenos de discos y fotos de películas míticas. Entonces comenzaba una búsqueda que fue tremendamente fructífera. Arramblé con discos de los Kinks, de los primeros de Status Quo, de Flamin Groovies, y aquél disco de los Rolling que quizá lo cambió todo.
Evidentemente, no me refiero a la historia de la música, sino a una transformación que ocurrió en mi forma de ver mi entorno y considerarme.
Les había oído antes, pero no me convencían. Sin embargo decidí persistir con la idea de que, si a tanta gente le gustaban, algo tenían que tener. Mi conocimiento no pasaba de sus típicas canciones que tanto ponían en la radio cuando sacaban un disco nuevo. Entonces sonó aquel Time is on my side, o Play with fire y todo cambió. En ese instante tuve la percepción de que abandonaba definitivamente la adolescencia (un poco tarde, lo admito) y empezaba otra etapa desconocida e interesante.
Lo curioso es que, a pesar de todo, ni aún así los Rolling se convirtieron en una "vaca sagrada" para mi. Cosas raras mías. 

domingo, 21 de junio de 2020

Leed malditos!

Una de las cosas a las que te obliga la paternidad es a convertirte en un coñazo de la repetición.

- Recoge tu habitación.
- Apaga la Play y acuéstate ya.
- Acaba lo que tienes en el plato.
- Estudia
- Organízate mejor, no dejes todo para última hora.
- Lávate los dientes.
- Haz la cama.
- Apaga las luces que no uses.
- No malgastes tanta agua.
- Baja la música.

Estas frases que tanto me fastidiaba oir en mi turbia adolescencia, son las que ahora entono con mayor frecuencia, y he de admitir que, pese a que sé con seguridad que son absolutamente necesarias, también son extremadamente aburridas.
Además, el momento en que te ves obligado a pronunciarlas no es el mejor desde un punto de vista emocional. Has esperado a que el destinatario actúe por su cuenta. Que se obre el milagro y lo haga por las buenas sería algo que haría brotar una beatífica sonrisa y te moviera a pensar que "aún hay esperanza". Pero no. Los minutos pasan. Las horas también, y podrían pasar los días, meses y años dejando en el suelo esos calcetines sudados, esos ejercicios de Matemáticas a medias, o ese par de cucharadas de lentejas en el plato.
Y entonces lo dices, lo gritas, lo exijes, y se acabó la paz y el buenrollismo que ellos finiquitan recordándote lo pesado que eres, y yo sentencio diciendo que, efectivamente, esa es mi obligación, ser pesado para que ellos dejen de ser desastres con patas.
A veces me fallan las fuerzas y la convicción y no cumplo con mi deber porque ser pesado es una carga muy dura. Uno también tiene sus debilidades. Bastantes, de hecho.

Pero hay una de esas cosas que repito todos los días de la que no me canso: Leed, malditos, leed. Porque no es aburrido en absoluto, sino todo lo contrario. Vas a descubrir cosas flipantes. Hechos que te dejarán con la boca abierta, como que los romanos tenían hasta un dios para las flatulencias (Crepitus), o que no fue David Niven quién acabó con la revuelta de los boxers, sino el embajador español en China D. Bernardo de Cologan (que en la película solo se le muestra abanicándose  desmayadamente), o que los Estados Unidos han tenido presidentes más controvertidos que Trump en el siglo XIX.

Vas a desarrollar tu forma de pensar, e incluso, si eres realmente fuerte mentalmente, serás capaz de leer algo con lo que no estás de acuerdo sin tener la posibilidad de rebatirlo. Quizá hasta seas capaz de entenderlo, razonarlo, rebatirlo y, en el culmen de la realización intelectual, hasta escribir algo mejor que exponga tu opinión y que, de paso, haga reflexionar a otros que no piensan como tú.

Eso, eso, ya sería la leche y me haría feliz. Por eso, no me voy a cansar de repetirlo. 



domingo, 7 de junio de 2020

Profundito

Últimamente, cuando me pongo a los mandos de este rincón olvidado por las musas de la literatura, me empeño en intentar salvar al Mundo. Con mi falta de criterio, mi volubilidad y mis carencias, intento aportar reflexiones que hagan abrir los ojos a la Humanidad.
Lamentable, francamente lamentable. De hecho, si mi yo punk me observara, me enseñaría el dedo corazón de ambas manos sin dudarlo.
¿Pero qué te has creído Profundito? ¿Acaso eres tú el más listo de tu casa?
Entonces mi yo superior, ese que calla y sonríe con sabiduría sabiéndose poseedor de la Verdad ante la ignorancia de la gente, se quedaría petrificado cual conejo a medianoche en carretera alumbrada por un par de faros cegadores, para recibir la merecida y correspondiente bofetada de realidad.
De todas formas, aún reconociendo mis inagotables errores, mi yo contumaz confía en que, tarde o temprano vuelva a tener un brote de redentorismo para dar la matraca con las más diversas soluciones simples a problemas complejos que las más altas instituciones mundiales no logran vislumbrar, pero yo veo con claridad pasmosa.
Bueno majos, pues eso, mi yo distante os envía un saludo cordial mientras pienso en qué habrá para comer hoy.

domingo, 31 de mayo de 2020

No nos flipemos

La cordura no está en su mejor momento. Es lógico después de lo que ha pasado y está pasando. Hasta el más equilibrado va a tener que lidiar con el miedo, la frustración, la tristeza, la ira. En bloque o separadamente, pero tendrá que hacerlo. Si no es en carnes propias, será en la de los que nos  rodean, que también es parte de nuestra realidad.
Por eso, porque es algo que tendremos que superar, pretendo armarme con algunas reflexiones que me permitan pensar y tomar decisiones con un mínimo de claridad:

  1. Esto no ha acabado, pero sí ha pasado lo peor. Comparar esta pandemia con la 1918 está muy bien para no cometer los mismos errores, es decir, relajarnos y pensar que ya lo hemos superado definitivamente sería un error gravisimo. No, no lo hemos hecho y tenemos que mantener la prudencia y las medidas de seguridad, pero teniendo en cuenta que somos conscientes, debemos seguir con nuestras vidas manteniendo la prudencia. Después de la epidemia de 1918, con su segunda oleada más grave que la primera, el mundo siguió avanzando y la normalidad (la original) volvió a implantarse. Ese es el objetivo, volver a vivir como antes. 
  2. España es un país intenso. Cada vez que ocurre algo grave hay una legión de intensisimos que nos quieren llevar a las trincheras, pero no hay que dejarse llevar. En sentido estricto no hay cantidad ni calidad suficiente de fascistas, ni socialistas, ni anarquistas, ni comunistas, como los había en 1936. A pesar de todo, todavía tenemos el mínimo bienestar social para mantener la calma y no echarnos al monte, y por lo tanto, debemos hacer lo necesario para mantener ese bienestar social. Tendremos que pagar más impuestos los que todavía podemos hacerlo, tendremos que trabajar, no más, sino mejor y tendremos que hacer los esfuerzos necesarios para tirar del carro económico y para poder volver a oir banalidades en el Parlamento sobre el modelo de Estado que debemos ser.  
  3. Quizá lo más difícil ahora mismo, pero creo que lo más importante es volver a plantearnos retos, proyectos y sueños que alcanzar. Para retomar nuestra vida hay que tener ilusiones, hay que querer, desear y, aquí si, dejarse llevar. Quizá es el momento de empezar un nuevo camino, de estudiar algo nuevo, o cambiar actitudes. Veamos oportunidades en lugar de obstáculos insalvables. 
Personalmente, cada día, pretendo ir ganando libertad y olvidándome del miedo. Si me tengo que morir, así sea, pero lo prefiero a esta vida de agazapamiento interminable. 
Prudencia y respeto al máximo, miedo ninguno. 

viernes, 1 de mayo de 2020

Nueva Anormalidad

En estos tiempos convulsos es complicado tener una visión clara, objetiva y razonable de lo que ocurre a nuestro alrededor.
Ahora que no existe la verdad, sino la tuya, o la mía, o la de la COPE, o la SER, lo importante es dominar el relato.
Para ello nos valemos de múltiples mecanismos como la sobre-información, las medias verdades, los datos confusos, las cifras interpretadas de manera interesada, las comparativas de situaciones similares en marcos incomparables. Son herramientas que, en manos de gente inteligente, hacen que, aún con el mejor propósito y espíritu crítico del ciudadano medio interesado en hacerse una idea objetiva de lo que pasa, le resulte una tarea heroica que acaba abandonando. 
No es algo nuevo. El inicio de la propaganda y la manipulación interesada de los hechos lleva existiendo siempre. Desde el Antiguo Egipto, donde los escribas y artistas dejaban constancia en papiro y piedra las virtudes y hechos notables de los faraones; pasando por Herodoto, hasta llegar a nuestros días. Nuestra triste Guerra de Cuba fue fruto de manipulación informativa a manos del que ahora es considerado como el más preclaro adalid de la prensa libre y objetiva, Mr. Pulitzer.
Aunque está todo inventado, la capacidad humana nunca deja de sorprendernos y todavía podemos llegar más allá, y llegamos. Y nos inventamos el neuromarketing, y así sin que se note, nos la cuelan mientras miramos distraídos una puesta de sol con la radio de fondo, escuchamos una bonita canción, o creemos relajarnos viendo una película.
Si, mientras estamos esperando la rueda de prensa del Gobierno, ávidos por saber cuando vamos a poder salir de casa, en qué hora y hasta donde, nuestros máximos responsables, sin comerlo ni beberlo, nos dan las buenas noticias anunciando que ésta es la nueva normalidad. Y nos lo comemos, y hacemos planes y hasta nos ilusionamos de poder pasear a un kilómetro de casa, después de mes y medio encerrados. Joder, todo un logro. Nos ha costado llegar hasta aquí, pero ya lo hemos hecho, ya volvemos a la vida normal. Por fin veo la luz al final del túnel.
Pero mi mujer, que es mucho más lista que yo, me hizo reflexionar sobre esto. Ella lo que quiere es la antigua normalidad, esa en la que podías salir cuando y donde querías, o decir lo que te salía de la peineta sin miedo. Eso es lo normal. Esto de ahora NO.


domingo, 26 de abril de 2020

A funcionar

Dicen Los Listos, que no vamos a alcanzar la inmunidad de grupo hasta 2022, y que los modelos matemáticos aplicados a la propagación del virus muestran que, actualmente "tan sólo" entre el 25% y el 30% de la población ha pasado por el contagio, lo que significaría que al resto de la población, todavía nos queda pasar por el aro.
Por mi parte, sin ningún estudio realizado, ni basado en ningún análisis riguroso, ni nada que se parezca a un modelo matemático, pienso que son un poco exagerados. En todo caso, entiendo que el bicho va a ser parte de nuestra vida y que, en lo sucesivo habrá que andarse con ojo, de la misma forma que debemos andarnos con ojo con el colesterol, con la sal, con el tabaco, con la falta de ejercicio, con las radiaciones solares, etc, etc.
¿Voy a cambiar mi vida? Indudablemente, pero tampoco me voy a volver loco. Voy a dejar de dar besos por esa pintoresca cortesía social que tenemos tan arraigada de besarnos y tocarnos con extraños a la mínima oportunidad. A partir de ahora seré como la española de la copla y cuando bese, besaré de verdad, porque no me interesa besar por frivolidad.
Pero no me veo viviendo con mascarilla, guantes y gel desinfectante toda la vida. Ahora si, vale, no hay problema. Porque el asunto está muy reciente y por respeto a los demás. Haré todo lo posible para que, en la medida de lo posible, no ser un factor de riesgo para mis congéneres.
Lo que tengo claro es que no pienso vivir asustado de ahora en adelante y, por higiene mental, recomiendo que, una vez pasado el dolor y el susto, volvamos a la vida normal. A trabajar, al transporte público, a los bares, cines y teatros sin ningún miedo. Con otras costumbres, con más cuidado, vale, pero sin volvernos locos.
Esto hay que ponerlo a funcionar de nuevo sencillamente para evidenciar que podemos superarlo.


domingo, 19 de abril de 2020

Felicidades

Como soy muy disciplinado, me ceñí a los algo más de 10 segundos que me pedía la (increíble, magnífica y alucinante) Dirección Artística de tu video-felicitación, pero claro, ese tiempo no da para mucho.
Por cierto, estarás orgulloso. Al menos para mi, resulta reconfortante ver como te arropan los amigos que has cosechado afanosamente durante estos 50 años de una forma tan emocionante.
Viendo la obra completa con los recuerdos de todos, me animo a dejarte mi granito de arena.
Sería 1986 cuando nos conocimos. Eras un amigo de Nacho de su antiguo cole, pero ahora ibas al Casvi para "cambiar de aires académicos". Se que hubo más "amigos del cole de Nacho", pero solo me acuerdo de uno. Por algo será.
Decía entonces Alaska que "con tu tacón de aguja, los ojos pintados, dos kilos de rimmel... eres el rey del Glam". Bueno, tu no llevabas nada de eso, ni falta que te hacía. Te bastaba con tu "Pichón callejero", tu pelo que en cualquier circunstancia estaba siempre igual, tu saber estar y tu sentido del humor para convertirte en pieza fundamental de nuestro grupo de amigos. 
Recuerdo que, hasta entonces para mi Villa era un lugar de veraneo, pero a partir de ese momento empecé a venir también casi todos los fines de semana del resto del año. Me traía alguien, o venía en Blasa, daba igual. Había que venir como fuera porque allí estaban mis Amigos.
Como dicen los niños ahora, recuerdo un momento muy random de esos primeros tiempos. Un sábado por la tarde, con un frío y una niebla en la calle de narices. Acabamos en el salón de abajo de tu casa cuatro o cinco de nosotros y no se nos ocurrió nada mejor que jugar a dispararnos bolitas de papel de plata en el culo con la escopeta de aire comprimido. Dicho así, puede no parecer una gran idea, pero fue de las veces que más me he reído en mi vida.
Luego vinieron los Saimazas, los Mostros, la caza de "ositos", las misas más hilarantes que haya existido nunca (gracias a tu tío de la tónica Schweppes), la bodega, sus muses y sus ensayos.
Me pongo a recordar y vienen mil momentos a la cabeza. Se me pone una sonrisa tonta, el alma blandita, y algo más de humedad en los ojos de lo normal.
Muchas gracias por ser un tipo honesto, por ser tan divertido, tan paciente, tan generoso y tan buen tío. Gracias por el hospedaje, por los calditos, por los portes, en fin, que como decía Loquillo, "He tenido suerte de llegarte a conocer", aunque ninguno de los dos llegaramos a Rock-n-roll Star. 
Bueno tío, que ha sido un placer, que estoy seguro que lo seguirá siendo mucho tiempo más, que ya sabes donde estamos y que eres un gran AMIGO y un tipo Enorme.
Un abrazo y Muchas Felicidades.

sábado, 11 de abril de 2020

La responsabilidad del Gobierno

Se queja el Gobierno y sus fans de falta de lealtad por parte de quienes les critican. Defienden que su forma de actuar ha sido impecable, tan buena o mejor que la de otras naciones de nuestro entorno.
A tal punto llega su histeria por controlar lo que se dice que hace un par de días miles de usuarios de Twitter críticos con su gestión han visto como sus cuentas, con miles de seguidores, han sido suspendidas o eliminadas con la excusa de que estaban propagando información falsa.
Estoy convencido que si esta situación le hubiera tocado a cualquier otro partido de signo contrario, la gestión habría sido igual de regular, con sus aciertos y sus muchas equivocaciones, pero eso no quita que cuando estás en el Gobierno debes saber aguantar las críticas y aceptar aquellas que te ayuden a mejorar tu gestión y corregir tus errores.
Por ejemplo, un error del que se puede aprender es precisamente el manejar la comunicación política con un mínimo de Responsabilidad y Etica. De lo contrario, no puedes esperar que, cuando ejerces la acción de Gobierno, los demás hagan un uso responsable y ético de la información. No puedes esperar que le montes un pollo al Gobierno de dimensiones épicas con el virus del ébola, con 3 contagiados en España; y pretender que ahora, con más de 15.000 muertos, todo sea apoyo y palmaditas en la espalda.
No puedes pretender hacer co-responsables de la expansión del virus a los que en las fechas en las que el Gobierno sabía perfectamente lo que se estaba cocinando y sus consecuencias, fueron al futbol, a mítines, al Rastro, o a misa, cuando es el propio Gobierno quién, en el ejercicio de sus funciones, podía haberlo impedido. El Gobierno lo sabía y tuvo la oportunidad de actuar unos días antes y no lo hizo por intereses y presiones puramente políticas. Las advertencias de "besos no" en la manifestación del 8M son muy claras al respecto. No lo hicieron antes, conscientemente.
¿El Gobierno es responsable único de lo que ha ocurrido? El único no, pero sí el máximo responsable y, como tal, tendrá consecuencias al menos políticas. 
¿Lo podía haber gestionado mejor? Indudablemente.
¿Lo habría hecho mejor la oposición si estuviera en el Gobierno? No lo creo.

sábado, 4 de abril de 2020

Se acabó

Recuerdo perfectamente nuestra entrada en el entonces Mercado Común Europeo.
Supongo que, como una gran mayoría de españoles, entonces arrastraba un complejo de subdesarrollado por el hecho de no pertenecer al club europeo.
A pesar de estar en plena edad del pavo con otras muchas preocupaciones en mi cabeza, ese estigma estaba bien presente en mi vida. Por eso lo recuerdo bien. Lo retransmitieron en directo por la tele, y yo había llegado hace poco del colegio y me puse a verlo con devoción. Recuerdo una tarde cálida de primavera. En la tele un salón con muchos muebles dorados, alfombra espesa de colores claros, sillones de terciopelo color burdeos y una gran solemnidad y emoción. Creo que se trataba de la firma del Acta de Adhesión para que entraramos a formar parte del Club Europeo a partir del 1 de Enero de 1986.
Fue la típica ceremonia aburrida, pero me la tragué con absoluta devoción, y cuando acabó, al apagar la tele, también recuerdo que se me quedó esa sonrisilla que, sin saber por qué, se les queda a los tontos cuando están felices por algo.
Entonces mi felicidad se reducía al hecho de ser aceptado, o según se mire, dejar de estar excluido. Mi visión de joven adolescente no iba más allá.
Luego con el paso del tiempo me di cuenta de otras cosas. La llegada de los fondos estructurales, el tratado de Schengen, las becas Erasmus... Según iba creciendo y siendo más consciente de mi entorno y de todo lo que aquello significaba, mis estructuras mentales, mis principios y costumbres se iban acercando a lo que yo consideraba que debía ser un ciudadano europeo modélico.
Quise hablar bien inglés (y más o menos lo conseguí), quise estudiar más, quise ser más formal, profesional, serio y sobre todo, eso que tanto se repetía (también ahora se sigue repitiendo), más productivo, que aunque no acababa de saber a qué hacía referencia me parecía la quinta esencia de lo deseable para ponerme a la altura de mi ciudadanía europea.
Acabé la Universidad, seguí estudiando y llegó el gran momento de ponerme a trabajar. Muchos miedos, incertidumbre ¿estaré preparado?
Y entonces se obró el milagro: una multinacional europea me contrató.
Incredulidad ¿a mi? ¿en serio? ¿estoy soñando? Pero no era real. Entonces, más inseguridad ¿seré capaz de hacerlo?
Fueron horas eternas, mucho esfuerzo y temor: "no me entero de nada" (soñaba con el trabajo) y eso que mi posición era muy simple.  Pero si, lo logré. Luego fui promocionado, me hicieron indefinido, volví a promocionar en mi posición y empecé a codearme con colegas de otros países.
"Ya soy uno de ellos".
Pero no. Ni el sueldo ni las condiciones eran los mismos, aunque si la responsabilidad.
"Claro, es normal, ellos son de países más importantes. Son más productivos."
Con el paso de los años y la experiencia que da el trabajar a diario con otros colegas europeos de países importantes, te das cuenta de que no hay ningún motivo para diferenciarnos, ni mucho menos. Más bien al contrario.
El remate vino con la crisis de crediticia de 2007 que castigó especialmente a los países del sur. Fue una crisis para demostrarnos que había europeos de primera y de segunda. Que teníamos que dejarnos guiar porque no somos capaces de hacer las cosas bien. Y entonces aprendimos a hacer las cosas bien. Como nos decían. Entonces hicimos más con menos recursos y, oh sorpresa, los resultados de mi Equipo eran mejores que los de mis colegas de los países importantes que seguían disfrutando de recursos. Tanto es así, que nos convertimos en modelo de gestión para los países importantes.
Pero la consideración no cambiaba. Siempre su opinión era más importante, aunque se limitaran a poner pegas a todo y demostraran nula proactividad o flexibilidad.
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Y ahora nos dicen que no quieren ayudarnos, que cuidamos demasiado de nuestros mayores, que si un cargamento con material sanitario pasa por uno de sus puertos lo pueden retener por su "interés nacional".
Pues mira, parece que esto se acabó.
Ahora os digo una cosa muy española: "arrieritos somos y en el camino nos encontraremos".

domingo, 22 de marzo de 2020

Preguntas y respuestas

Es muy común oir que ignorar nuestra Historia nos hace repetir los errores del pasado, tomando la ciencia histórica como un "manual de qué no hacer para cagarla en el futuro", pero no estoy de acuerdo.
La Historia, como cualquier otra ciencia, da un conocimiento que siempre va a ser sesgado depende de con qué visión se haga el relato. Precisamente tener consciencia del sesgo del relato es algo tremendamente útil para interpretar los discursos e informaciones de nuestro tiempo según la fuente de donde procedan.
Un ejemplo muy manido: frecuentemente oigo que la Edad Media supuso un retroceso en el progreso de la Humanidad, una época oscura llena de ignorancia, superstición y fanatismo. Propongo que quién lea esto haga abstracción de esa idea y visualice las imágenes que le vienen a la mente de ese "retroceso de la Humanidad durante la Edad Media". ¿Hecho?. Vale, hagamos algunas preguntas ahora:
¿Sabrías situar el entorno geográfico de dichas imágenes? ¿Casualmente eran todas de Europa? ¿Concretamente de la Europa Occidental de mayoría cristiana? ¿El resto del mundo no existía? ¿Otras culturas? ¿A nadie le suena las escuelas de traductores de Al-Andalus en las que se recuperaron la mayoría de los textos griegos y latinos que se habían perdido? ¿Los avances en Medicina de Oriente? ¿La pólvora y el papel en China? ¿La primera globalización a escala mundial a través del comercio?
La idea de que la Edad Media había sido un período de retroceso para la Humanidad surge de historiadores de Europa Occidental con un claro sesgo anti-católico en un momento determinado de cambios sociales muy marcados. Exactamente y igual, pero en sentido contrario, durante nuestra dictadura se impuso la imagen de la Edad Media como un período épico lleno de héroes (de los nuestros) que protagonizaban la Reconquista en España.

Siempre hay sesgo. Por eso el conocimiento de la Historia sirve, no para obtener respuestas, sino para plantearse preguntas. No hay que tener miedo a las dudas y las preguntas. Debemos tener más miedo a las certezas que a las dudas. Al fin y al cabo, el progreso de la Humanidad siempre ha sido como navegar, siempre en zig-zag, siempre dando bandazos, pero avanzando. 




sábado, 21 de marzo de 2020

Nos ha pillado el toro

A todos. A mi el primero, por supuesto, no seré yo el de "ya lo decía yo" cuando hace un mes estaba dejando por escrito que esto era una gripe exótica.
Pues si amigos, nos han pillado con todo el equipo. A pesar de ser un país avanzado, de tener un gran sistema de Salud Pública y de tener suficiente información y cultura como para atar cabos y poner nuestras barbas a remojo, no lo hemos hecho.

¿Por qué?

Es cierto que durante este tiempo se han levantado voces clamando por la catástrofe que se avecinaba, pero todos las ignoramos. Todos. Cada uno con su razón. Los del fútbol, los de la manifestación, los de los bares, los del cine, los de misa, los del trabajo. Todos teníamos buenas razones, lógicas y fundamentadas para seguir con nuestra vida.

¿Y ahora qué?

Esto va a ser doloroso. Mucho. A la angustia por el encierro hay que sumar el dolor por las vidas que se han perdido, las que se perderán y las consecuencias de estar inactivos durante tanto tiempo.
Sin embargo, espero que esto nos sirva para algo.
Tengo el convencimiento de que de todo este asunto traerá reflexión y consecuencias positivas sobre
cómo, por qué y para qué hacemos las cosas, y eso siempre es positivo.

Ya veréis.

domingo, 16 de febrero de 2020

¿Susto o muerte?

Dice Mike Pompeo que Europa debe elegir sus alianzas futuras entre USA y China. Dice que el momento es ahora cuando Europa se encuentra en la tesitura de decidir por el despliegue de las redes 5G con la notable propuesta de Huawei. Lo dice el representante de un Gobierno que, sin discutir su vital aporte como aliado de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, se ha dedicado a espiar a amigos y enemigos, quitar y poner gobiernos y manipular conciencias desde su indiscutible relevancia económica, mediática y cultural.
Y lo dice después de que se haya cancelado el Mobile World Congress por influencia del brote del coronavirus en China, un virus que, sin restarle importancia, tiene una tasa de mortalidad inferior a la del virus de la gripe común que, un año tras otro, azota a todos los países del mundo.
Todas las mañanas escucho la BBC para practicar "listening" y para ponerme al día desde el punto de vista "British" de cómo va el mundo. Pues bien, un dato: en los últimos 27 días, de los últimos 48 podcast publicados por Global News Podcast de la BBC, 28 de ellos tienen como tema principal la expansión del virus, una cobertura que, sinceramente creo que es desproporcionada. Curiosamente en esta edición del MWC se iba a presentar la propuesta de Huawei para el despliegue del 5G.
No digo que se trate de una conspiración en sentido estricto, pero si parece que tanta atención mediática interesada ha influido en crear una atmósfera de pánico que ha influido en este desenlace. Finalmente, ha bastado que LG rompiera el hielo de las deserciones para que el resto de gigantes tecnológicos fueran cayendo como fichas de dominó. Curiosamente, otras citas internacionales con fuerte presencia de empresas chinas no se han cancelado.
Si es blanco y está en una botella, lo más lógico es que sea leche ¿no?
En fin, a mi no me hace especial ilusión que China tome el relevo del liderazgo mundial. Más bien me da un poco de miedo, aunque lo cierto es que no se exactamente por qué. No se quién me habrá metido esa idea en la cabeza.

sábado, 4 de enero de 2020

Vuelve el sheriff

Hace 24 horas nos quitamos la legaña con el asesinato del General Soleimani.
Cuando lo leí, me quedé helado. Para mi, y para la mayoría de los analistas (infinitamente
más cualificados que yo) suponía una acción imprevista situada clara y peligrosamente
fuera de la legalidad internacional, que se supone que un país democrático debe defender en todo caso. Una vez más, parecía que la improvisación del "estúpido" presidente norteamericano nos iba a
llevar a un desastre sin precedentes.
En estas 24 horas, no es que piense lo contrario ni que apoye la acción, pero si que es cierto que hay que matizar algunas cosillas.
Al menos desde 2017, cuando el Daesh selló su práctica extinción, Irán está ejerciendo de potencia colonizadora en todo Oriente Medio. Aunque no lo hace directamente, interviene a través de milicias en Yemen, Siria, Irak, Líbano, etc.
Este verano varios petroleros y refinerías saudíes han sufrido ataques con bombas. Se acusó a Irán de estar detrás, pero las autoridades iraníes lo negaron siempre y las pruebas no han podido ser concluyentes.
Desde hace una semana la embajada estadounidense en Bagdad está siendo hostigada por activistas supuestamente alentados por Teherán; aunque desde allí, como siempre lo niegan: “Si la República Islámica decide desafiar y pelear, lo hará inequívocamente” (Jamenei dixit). 
Pues bien, lo sucedido ayer es la forma de USA de decir "Hasta aquí. Yo no me escondo y si me buscas, me encuentras". 
Las reacciones sobre el terreno son las habituales: clamar al cielo y exigir venganza en las calles, pero quién realmente debe tomar decisiones ahora si que tiene claro que su cabeza pende de un hilo muy muy fino.
Después de muchos años de perfil bajo, desde la última Guerra del Golfo, el sheriff ha vuelto y el que quiera algo, tendrá que contar con su presencia, ya sea en Irán, en México, o en Corea del Norte. 
Por cierto, el papelón del mejor amigo inglés Boris, sin enterarse de nada ni informarle sobre el asunto es bastante significativo.