domingo, 31 de mayo de 2020

No nos flipemos

La cordura no está en su mejor momento. Es lógico después de lo que ha pasado y está pasando. Hasta el más equilibrado va a tener que lidiar con el miedo, la frustración, la tristeza, la ira. En bloque o separadamente, pero tendrá que hacerlo. Si no es en carnes propias, será en la de los que nos  rodean, que también es parte de nuestra realidad.
Por eso, porque es algo que tendremos que superar, pretendo armarme con algunas reflexiones que me permitan pensar y tomar decisiones con un mínimo de claridad:

  1. Esto no ha acabado, pero sí ha pasado lo peor. Comparar esta pandemia con la 1918 está muy bien para no cometer los mismos errores, es decir, relajarnos y pensar que ya lo hemos superado definitivamente sería un error gravisimo. No, no lo hemos hecho y tenemos que mantener la prudencia y las medidas de seguridad, pero teniendo en cuenta que somos conscientes, debemos seguir con nuestras vidas manteniendo la prudencia. Después de la epidemia de 1918, con su segunda oleada más grave que la primera, el mundo siguió avanzando y la normalidad (la original) volvió a implantarse. Ese es el objetivo, volver a vivir como antes. 
  2. España es un país intenso. Cada vez que ocurre algo grave hay una legión de intensisimos que nos quieren llevar a las trincheras, pero no hay que dejarse llevar. En sentido estricto no hay cantidad ni calidad suficiente de fascistas, ni socialistas, ni anarquistas, ni comunistas, como los había en 1936. A pesar de todo, todavía tenemos el mínimo bienestar social para mantener la calma y no echarnos al monte, y por lo tanto, debemos hacer lo necesario para mantener ese bienestar social. Tendremos que pagar más impuestos los que todavía podemos hacerlo, tendremos que trabajar, no más, sino mejor y tendremos que hacer los esfuerzos necesarios para tirar del carro económico y para poder volver a oir banalidades en el Parlamento sobre el modelo de Estado que debemos ser.  
  3. Quizá lo más difícil ahora mismo, pero creo que lo más importante es volver a plantearnos retos, proyectos y sueños que alcanzar. Para retomar nuestra vida hay que tener ilusiones, hay que querer, desear y, aquí si, dejarse llevar. Quizá es el momento de empezar un nuevo camino, de estudiar algo nuevo, o cambiar actitudes. Veamos oportunidades en lugar de obstáculos insalvables. 
Personalmente, cada día, pretendo ir ganando libertad y olvidándome del miedo. Si me tengo que morir, así sea, pero lo prefiero a esta vida de agazapamiento interminable. 
Prudencia y respeto al máximo, miedo ninguno. 

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