sábado, 19 de junio de 2010

Alipori

Esto lo escribí hace un mes, pero salvo algunos detalles sin importancia, la reflexión es igual de válida, así que, ahí va eso:

Soy una persona bastante tímida. Vergonzoso hasta límites insospechados. Tanto es así, que a veces me comporto de manera extraña a los ojos de los demás. Este inconveniente lo he ido superando, a medias, con el paso del tiempo, cuando adquirí consciencia de que ni yo tenía tantos defectos como pensaba, ni los demás eran tan perfectos como aparentaban. Lo malo es que, mi pérdida de vergüenza personal se ha visto compensada por la asunción de la poca vergüenza de alguno de mis congéneres. Vamos, que lo mío es un no parar de juerga personal.
Hay muchas ocasiones en las que, cuando veo en la tele, oigo en la radio, o leo en el periódico, las hazañas de políticos y demás fauna mediática, me dan ganas de meter la cabeza en un agujero y no sacarla en un mes. Y es que, ejemplos, no me faltan. Francisco Camps es un tipo que, en particular, me da bastante repelús. Yo no se si es víctima de un montaje, como él mantiene, o sencillamente, tiene un rostro de cemento, pero lo cierto es que, cada vez que abre la boca para decir lo feliz que le hace estar imputado, preferiría que se pusiera a bailar por bulerías vestido de gitana (creo que eso me daría menos vergüenza ajena). Me da un poco de yu-yu también la creencia de Florentino Pérez de que, sacando la chequera y trayendose a Mourinho, vaya a espantar todos sus males, y empezar a conseguir títulos. No puedes quitar a Pelegrini, después de la temporada que ha hecho, es absurdo.
Me da vergüenza ir de favorito al mundial. No se, pero creo que me siento más cómodo, quizá por haberlo usado tanto tiempo, con el traje de “a ver si pasamos de cuartos”. Me corta mogollón tener un Gobierno tan vacilante y tan mojigato, incapaz de asumir sus propias e ineludibles decisiones.
Lo paso fatal con “decisiones populares” como que vaya el Chiquilicuatre (o Carmele) a Eurovisión, o que Belén Esteban gane el Mira Quien Baila, y eso que son dos eventos de los que paso totalmente y evito hasta la obsesión. Pero el hecho de pensar que millones de mis paisanos lo ven con regularidad y puntualidad suiza y que pierden su tiempo y su dinero votando por semejantes personajes, es algo que me deja en un estado rayano en el shock emocional.
Me apabulla la actitud de la Jerarquía Eclesial en muchos aspectos. Es curioso, pero las veces que voy a misa ultimamente, oyendo a “párrocos rasos”, me siento mucho más cercano a la Iglesia como comunidad de lo que cabría esperar, pero luego llegas a casa y ves en las noticias a un monseñor metiendo el cuezo hasta las axilas, y preferiría que le hiciera los coros a Camps, vestido también de gitana.
En fin, que esto es un no parar. Señor, ¿Tan difícil es que esté un poquito mejor repartida la vergüenza en este mundo? ¿Qué he hecho yo para soportar el peso de la vergüenza de tanto majadero?