jueves, 12 de abril de 2012

A ver como se lo explico

Me gusta oir RNE. No porque sea como presumen pura objetividad periodistica. Es simplemente un punto de vista interesado más, como cualquier otra emisora, pero no sé, me hace gracia, simplemente. No hay que darle más vueltas.
El caso es que suelo escuchar Asuntos Propios, en los que, una y otra vez intentan explicar "La Crisis" y se rasgan las vestiduras con "los recortes", que "los bancos siempre ganan" y que "siempre pagan los mismos". En fin, nada nuevo bajo el sol.
Entre los colaboradores del programa está D. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex-presidente de la Comunidad Autónoma de Extremadura, que a la sazón, hace de comentarista, pensador, columnista desinteresado y equidistante de la realidad que nos abate ultimamente.
Aparte de su indudable valía, que supongo tendrá después de haber sido presidente electo por amplias mayorías absolutas durante varias legislaturas, lo cierto es que me resulta especialmente vacuo en sus planteamientos.
Planteaba hoy, ante la última afrenta perpetrada por el Gobierno, que ya estaba bien de aguantar y que necesitaba que "alguien dijera de verdad sobre si existe otra alternativa a la conducta recortadora del Gobierno".
Pues bien, con todos mis respetos Sr. Ibarra, voy a intentar explicarselo, porque en mi modestisima opinión no es tan difícil de entender.
Empezaré diciendo, puesto que las suspicacias siempre están al orden del día, acechando dispuestas a tildarle a uno de facha, neo-con, pepero, o vaya usted a saber qué otra lindeza, que soy un currante con una "nominita" (el diminutivo aparte de sarcasmo, solo encierra una triste realidad). Aún así, me considero afortunado tal como está el patio. Le aseguro que no me sobra un euro, y me viene francamente mal que me suban la gasolina, el transporte, los medicamentos, el IBI o el IRPF.
Carezco de adscripción política, y desde los 18 (ya ha llovido) he votado las cosas más diversas, siempre pensando lo que era mejor para mi y los míos, y no estoy atado a ninguna ideología que me haga comulgar con ruedas de molino.
Como se puede figurar tampoco me viene bien la reforma laboral y no me llega la camisa al cuello de pensar que en cualquier momento me puedo quedar sin empleo por dos duros.
Una vez establecidas estas premisas, y una vez provisto de papel de fumar para cogermela intentando no molestar a nadie, procedo con la explicación (que cansado es esto de tener que justificarse continuamente sin saber por qué).
Bien Sr. Ibarra, no soy economista, y mis entendederas no me han llegado para tener resuelta la vida, pero aún así creo que entiendo perfectamente la situación.
Mire usted, el problema es que nadie se fía de nadie, y ahora especialmente de nuestro país. ¿Por qué? Pues porque debemos... (como dice el otro) hasta de callarnos... Para que esto funcione hace falta financiación, y quien tiene la pasta no se fía de que seamos capaces de devolver lo que nos prestan. Y dirá usted, "pues que presten los bancos que tienen muchos beneficios"... Buen intento. Demagógico, pero con mucho gancho. Pues no, lo cierto es que los bancos no tienen un duro. Una cosa es el balance y la presentación de resultados (puro marketing a gran escala) y otra muy distinta es la liquidez, o dicho de otra forma, lo que necesitan a su vez financiarse los bancos para poder continuar asumiendo sus obligaciones (que también las tienen).
Para devolver la confianza perdida, hay que "cuadrar las cuentas". Equilibrar gastos e ingresos de manera que no necesites más financiación (o al menos aparentes no necesitarla).
Y ante su pregunta ¿no hay otra alternativa?.
Pues NO.
Mejor dicho, si la hay, pero sus consecuencias se me escapan.
Una alternativa es dejar que la cosa se desmadre y nos tengan que intervenir. Entonces, como dijo De Guindos nos ibamos a enterar de lo que es un recorte. Este señor, aunque tenga pinta de ser un poco rústico, sabe de qué habla.
Y también queda otra alternativa, más jocosa aún que la anterior, que sería pasar de la UE, del FMI y de los malvados mercados, no obtener financiación y dejar de cumplir con nuestros compromisos; abandonar el Euro y volver a imprimir pesetas (atención reflexión para listos ¿cuanto valdría una peseta ahora?). Le suena de algo "corralito?
Y por favor, no me vengan con milongas de "la estrategía del miedo". No es estrategía, ES LO QUE HAY.
En definitiva... uh! que susto, prefiero la muete.