domingo, 8 de marzo de 2009

Resignación

De nuevo de post-comida dominical en casa de los suegros me pongo a escribir, con la esperanza de que los "asiduos" a este rincón hayan olvidado su existencia.
No, el lector no se ponga a analizar el motivo de por qué escribo desde tan, en apariencia aprioristica, tan poco sugerente lugar. Es sólo cuestión de tiempo y oportunidad... no busquemos tres pies al gato.
Bueno, al grano. Desde la última vez, allá por mediados de enero, ha pasado alguna cosilla. Lo más importante es que ahora también yo, que de tan divino que soy solo voy al baño a lavarme las manos, he sido tocado (siquiera rozado) por la crisis.
Si, los supuestamente sólidos cimientos de la multinacional que tiene a bien engañarme cada fin de mes recordandome lo poco que valgo, está tiritando, y que mejor manera de entrar en calor que con un expediente de regulación de empleo. Pues eso, aunque yo no estoy entre los nominados, han tocado, y mucho, al equipo que tengo el honor de dirigir, dejandome como sospechoso. Sospechoso porque, al igual que me pasa a mi con mi jefe, o bien lo sabía y se calló como un putas, o bien no lo sabía y no se entera ni de el NODO... que no se que es peor.
Yo se que no sabía nada, osea que en mi línea, estoy en la parra, algo que a mi personalmente no me causa ninguna sorpresa, pero que entiendo infunda sospechas a quién de mi depende. En definitiva, que mi lugar de trabajo, ya de por si agradable y desenvuelto, es actualmente como un asesinato en un funeral...
No me consuela en absoluto, pero es que está así todo el mundo. En nuestro sector, y en de enfrente y en el vuestro, cualquiera que sea...
Lo más escalofriante de todo es la resignación con la que se acepta. No es que quiera una revolución y que corran rios de sangre por las calles al ver que los responsables no asumen responsabilidades, pero por lo menos un "que os den por el culo" no estaría mal.