martes, 11 de mayo de 2010

Los ataques

Nos asedian.
Hay especuladores que, cual corsarios berbeneros, se dedican a putear nuestra economía, ávidos de que caigamos en desgracia, arrastrando a la vieja Europa tras nuestros pasos.
¿Con que objeto?
Esta claro, forrarse.
Pero ¿quienes son? ¿donde están? ¿por qué nadie les mete en vereda?

Sinceramente creo que esa no es la cuestión. Quiero decir que no hay vampíricos señores millonarios con chistera, como los pintaban antiguamente, forrándose con nuestras desdichas.
Ignoro por qué, pero hay una gran parte de los medios de comunicación que nos quieren hacer luchar contra unos enemigos que no existen.
Simplemente creo que estos lodos tan fastidiosos, vienen de los polvos generados por la Gran Mentira. Y en esa mentira, amiguitos míos, hemos participado todos. Desde el neoliberal más acérrimo, hasta el camarada más ortodoxo. Nos hemos comprado casas, coches, consolas, hemos hecho reformas, nos hemos asociado, hemos "ampliado los servicios", nos hemos renovado, con el único objetivo de hacernos valer, o como dicen ahora, poner el valor cosas que no valen lo que aparentan.
En definitiva, nos hemos gastado lo que no teníamos y ahora necesitamos financiarnos, pero como a más de uno se le ha visto el plumero de insolvente, se ha cerrado el grifo y ya no hay más barra libre para nadie. Ni para empresas, ni particulares, ni estados, ni comunidades autónomas o de vecinos.
Y ahora ¿que? ¿Quién se ha llevado la pasta?.
La respuesta es más triste que otra cosa: nadie, porque la pasta, o mejor dicho el valor sobre el que se asentaba, no existía. Ese apartamento de un dormitorio en el quinto pino no vale 300.000 €, ni acondicionar el cuarto de baño esos 4.500 €, ni tunear el coche pa' dejarlo to' guapo esos 2.000 € del ala. No señor, nos hemos estado engañando en cadena unos a otros y ahora no valemos ni para tomar por ...
Si, ahora miramos a los países emergentes porque tiene liquidez... pero también es mentira... al fin y al cabo su progresión se debe a nuestra mentira, y ahora que no tenemos pasta ¿a quién le van a vender?
Si, se que es un análisis muy personal, es decir, muy poco profesional, pero me da a mi en la nariz que no me equivoco demasiado, y lo peor es... lo que nos queda.
Llegados a este punto, solo puedo recomendar, la mesura, la humildad, el esfuerzo y la resignación. No hay otra.