lunes, 29 de septiembre de 2008

La penúltima

Ayer se cerró una página de la historia de mi pueblo. Perdonen la solemnidad de esta afirmación simplemente para referirme al cierre de un bar, pero así es como lo veo. La Tapadera, y sobre todo su dueño, el Pardo, ha sido un referente para varias generaciones de amigos y conocidos.
Yo, que soy de poco llamar, sabía que si algo se cocía un sábado por la noche, al menos se empezaría a cocinar allí para acabar Dios sabía donde. Allí estaban los parroquianos de casi siempre, o alguna grata sorpresa en forma de visitante ocasional. Bien es cierto que, al decir del mayor de los Roldán, ligar, lo que se dice ligar, se ligaba más bien poco a pesar de que mozas las había (y vaya mozas), pero probablemente este garito fue, junto con la Champa, uno de los que más carcajadas y risas han oido de gente a la que quiero. ¿Cuantos saimazas, cacharritos, pelotazos? ¿de cuantos cuellos me habré colgado? ¿cuantos paseos lunares? ¿cuantas discusiones bizantinas? ¿cuantos recuerdos?.
Ahora, no tenemos ningún referente para ir "sin cita" a tomarnos una cerve y encontrarme con alguien...
Desde hacía mucho tiempo no sentía la sensación que sentí ayer. Cuando era un chaval, el último día de Fiestas era un día muy triste. Significaba el final del verano, la vuelta a las obligaciones escolares correspondientes y a la rutina. Para mi marcaba el final de una etapa y el inicio de otra, con los buenos propósitos que te marcabas para luego incumplir inexorablemente: "voy a estudiar al día, voy a centrarme un poco, voy a ser más ordenado...".
Luego pasó el tiempo y vinieron otras obligaciones (laborales, conyugales y paterno-filiales) que hicieron que las Fiestas quedaran en segundo plano, pero ayer con el cierre de la Tapadera, volví a tener esa sensación amarga y un nudo en la garganta como los últimos días de Fiestas de los veinte años.
En fin, como diría el Pardo, basta de mariconadas... Gracias por todo (y por ponerme la penúltima).

jueves, 18 de septiembre de 2008

Envolvidos


Que trajín, ayer el mío y hoy el del doble de mi señora en edición de bolsillo.
Cuando llegué a casa me estaban esperando de los nervios para darme mi regalo (por cierto, tremendo parato... os habéis pasado un poco, muchas gracias).
Hoy cumple cuatro ¿será esta la edad de la ansiada madurez que esperamos desde los dos años?... albergo ciertas dudas, pero bueno, todo se andará.
Mi adorable Princesa, cuando leas esto dentro de unos años, es posible que te sonrojes un poco dado que tus gustos me tienen al borde del desvelo, pero no te preocupes, son cosas de la edad (y si no ya nos acostumbraremos... más vale). Has aprendido a disimular. Me dices que te gustan todos los colores, especialmente el azul y el verde como a mí, aunque no puedes evitar que se te vaya la vista detrás de cualquier cosa rosa (cuando más floriturada, mejor). Te encanta maquillarte, disfrazarte y hacer (ab)uso de los complementos. La moderación es una cualidad que desconoces por completo y, oh! cielos, eres perfeccionista... que Dios nos coja confesados. Entre las cosas graciosas que has perpetrado últimamente:

1 Reflexionando sobre tu fiesta de cumpleaños, dijiste: "Este año voy a hacer la fiesta en el cole... ah! no que allí no me dan regalos envolvidos".
2 Te gustan los dibujos más horteras de todos los que se emiten en la tv (analógica o digital), sobre todo Código Lioko, y Pichi, pichi pitch (yo lo defino como manga japonés hipercursi-pa' habernos matao). Para colmo, tu siempre te pides Lucha (por cierto, se dice Luchia) y dices que te gusta Kaito. Pongo una foto de los susodichos (¿es o no es para preocuparse?).
3 Cuando estás viendo dibujos y hay que irse eres incapaz de moverte, hasta ahí todo normal. Lo curioso es que antes te apagaba la tele y te cogías una perra, pero ahora eres tu la que me exige que apague la tele para poder despegarte de la pantalla... bueno, al menos en esto nos hemos civilizado.
4 No te gusta que te gasten bromas y tu sentido del humor está comenzando a despertar porque sabes distinguir entre algo en serio y una broma (si te lo decimos) y llamas "pincha-peces" al bromista.

En definitiva, eres un personajillo inteligente, con personalidad, cariñosa y ... bueno, que más puedo decir más que me muero por tus huesitos...
Luego nos vemos Princesa.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

La edad del pavo

Me ha venido a la cabeza mi etapa de adolescente. Será porque cumplo años y hago repaso de mi vida como si tuviera un exámen, o como si me hicieran una entrevista. Sería algo así:

-National Geographic: Son 37 ¿verdad? ¿Como se siente?
-Yo: Bien, nada especial.
-NG: Después de todo este tiempo, ¿que etapa de su vida recuerda con más intensidad?
-Yo: Me alegra que me haga esa pregunta (aquí es donde explayo). Verás, frecuentemente me viene a la memoria mi etapa de adolescente. Es una época llena de oportunidades, de ilusiones, decepciones y sobre todo de errores y aprendizaje. Un adolescente es un niño que empieza a ser consciente de la que se le viene encima e intenta escapar y rebelarse inútilmente de su destino de adulto. Es una lucha trágica y hermosa al tiempo.
(A estas alturas, el entrevistador piensa "Este es gilipollas", pero sigue haciendo preguntas demostrando su profesionalidad).
-NG: Entiendo, es una época crítica en la formación de una persona. ¿Cuales fueron sus apoyos entonces?
-Yo: Creo que en aquel momento mis amigos fueron fundamentales. Un adolescente que intenta escapar de la autoridad, personificada en sus padres y educadores, busca aliados en su misma situación. En mi caso, he de agradecer a mis amigos que "me espabilaran" un poco, que me hicieran tener un espíritu crítico y que acordaramos, tácita o explicitamente, donde están los limites.
-NG: Curioso que un ser inestable busque apoyo en otro tan inestable o más que él.
-Yo: Si, pero no hay otro camino. Es una tarea de imitación y limitación. En nuestro caso era frecuente que copiaramos pensamientos, frases, estéticas o formas entre nosotros, pero de la misma forma también era frecuente que se criticara y se afeara abiertamente alguna conducta o salida de tono que gregariamente nos parecía mal.
-NG: Ya, pero ¿quién establecía los limites?.
-Yo: No estoy muy seguro, pero creo que los limites los teníamos "insertados" en nuestro subsconciente y eso es algo que debemos agradecer a los que pretendíamos evitar, es decir, a padres y educadores. Es decir, si teníamos el aserto del "respeto a los mayores" era porque nos lo habían inculcado nuestros padres, lo mismo ocurría con otros valores. Cada uno tenía sus valores inculcados y trataba de respetarlos y hacerlos respetar entre el grupo.
-NG: Muy bien, ¿algo más que añadir?
-Yo: Creo que eso es todo.
-NG: Uff! menos mal.
-Yo: ¿Perdón?
-NG: No nada, que se me hace tarde y he quedado. Adios.
-Yo: (con la mosca tras la oreja) Adiós majo ¿y cuando dices que sale publicado esto?.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Impresionante

Tal día como hoy hace cincuenta años (si, mamá, aunque suene a muy mayor), mi augusto padre dió el si, a mi irrepetible madre (haciendo ella lo propio, o si no ¿de que iba a estar yo aquí escribiendo?).
Sencillamente lo pienso y me parece impresionante, pero como estamos en el mundo en que estamos, daré algunos datos que me ponen "los pelos de gallino":
La, mayoritariamente, feliz unión ha dado como fruto hasta la fecha 4 hijos y ocho nietos. La primera cifra es inamovible, la segunda... yo creo que también, pero nunca se sabe. Llevan juntos 18.250 días, algunos de ellos sin discutir prácticamente nada. Aproximadamente hemos consumido 1.000.000 de cigarrillos durante este tiempo, y lo más importante, todos lo hemos dejado a tiempo, el último yo, hace casi 3 años...
Han pasado por muchisimos momentos buenos, bastantes regulares y unos pocos malos. Entre los buenos, aparte de los nacimientos, recuerdo especialmente las celebraciones: cumpleaños, navidades, aniversarios y las pequeñas celebraciones espontáneas "porque si" como cuando mi padre se ponía a cocinar algo especial, o mi madre ponía música y bailaba a su manera en mitad del salón sin venir a cuento.
Entre los regulares, las enfermedades y las lesiones, aunque, a Dios gracias nada grave: esguinces, fracturas, puntos de sutura, algún susto con ingreso hospitalario incluido... pero poco más. De hecho hay alguno, muy a su pesar como Filomeno, se encuentra en esa tesitura actualmente (ponte bueno pronto hermanito).
Y entre los malos, lógicamente las pérdidas, y el cierre de Mónaco y su desenlace tan engorroso y triste. Al final no fue para tanto, porque pudimos salir airosamente de aquella (gracias hermanos), pero aún visto con la perspectiva y la distancia que da el tiempo que ha pasado lo cierto es que me da mucha rabia que tanto trabajo, tanto esfuerzo y tan buen hacer como puso mi padre, se fuera todo al garete rápida y absurdamente después de 30 años... en fin, de todo se aprende.
Al decir de mi padre, la parte más espiritual, intelectual y filosófica del tandem, para él su mayor orgullo somos nosotros, sus hijos, todos "como Dios manda", aunque no somos así por casualidad, ni por la alineación de los planetas, sino porque hiciste un buen trabajo, contigo hemos aprendido que la honestidad y el esfuerzo es el camino, independientemente de cual sea el resultado o el reconocimiento.
Mi madre, más carnal y terrenal ella, no nos ha insuflado ardientes creencias, ni soflamas encendidas (al menos ninguna seria), pero nos ha hecho ver "the bright side of life" muchos años antes que los Monty Pyton, y es que, si lo piensas, todo tiene su gracia.

Bueno creo que como resumen a lo "Cuentame" ya es suficiente, y sobre todo, sinceramente GRACIAS de todo corazón, sois un ejemplo que intentaré imitar en lo posible.