domingo, 16 de junio de 2019

En España no somos racistas

Dice la RAE que racismo es: 

Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación 
o persecución de otro u otros con los que convive.

Yo eso, afortunadamente, no lo veo en mi país.
¿Cómo demonios vamos a ser racistas en España? ¿Cual es nuestra raza? ¿La ibérica? ¿cuales son nuestras características étnicas? 

Yo percibo miedo. A perder nuestras costumbres, a rebajar beneficios sociales, o a "ser invadidos" por algo que desconocemos y de lo que, por tanto, desconfiamos. Pero esas reacciones son completamente lógicas, y muy humanas por otra parte. 

Por eso, la inmigración debe someterse a nuestras leyes y costumbres, incluso si estas chocan con sus creencias y hábitos. Por eso, no deben obtener más privilegios, por el mero hecho de ser inmigrantes, que cualquier otro perfil nacional con un perfil desfavorecido similar. Por eso, porque son necesarios, y porque necesitamos que se integren, deben aceptar nuestras reglas y ser merecedores de nuestros mismos derechos. Porque sólo siendo iguales conseguiremos construir un futuro que merezca la pena. 

Pero no, no somos racistas. Es imposible que podamos serlo. 

domingo, 9 de junio de 2019

Por qué hace falta que vengan más inmigrantes

Hace poco Japón daba su brazo a torcer y relajaba su normativa de inmigración.
Tratándose de un país rico con una tasa de natalidad bastante pobre, llevaban décadas haciendo
números sin que les salieran las cuentas. Lo han intentado todo, desde promover la robotización, retrasar la jubilación a los 70 y hasta jocosas iniciativas para animar a los jubilados a no ser tan cuidadosos con su salud y así, de paso, tener una clase pasiva menos longeva. Lo de siempre, muchos viejos y pocos infantes; pirámide poblacional invertida; vamos, lo que mi hija definiría como "una mierda de situación demográfica". Algo que hasta al conserje del Ministerio de Hacienda nipón le quita el sueño. 
Y eso que los japoneses son muy suyos para sus cosas. Ahora por ejemplo están debatiendo a nivel nacional si las empresas pueden imponer a sus trabajadoras llevar tacones de aguja como parte de su indumentaria. Porque podrán ser muy tecnológicos y lo que tu quieras, pero no les toques sus costumbres, porque por ahí no van a pasar. 
Bueno, pues con todo y con eso, el año pasado permitieron el establecimiento de 300.000 nuevos residentes extranjeros. Lo nunca visto. Eso si, empiezan a admitir inmigrantes, pero los quieren "de marca", con su examen de idioma y título de "buen inmigrante". No puede ir cualquier piltrafilla.
Pero es un comienzo, y como tal innovación, tendrá consecuencias que ellos temen: aumento de la delincuencia, perversión de sus ancestrales costumbres y posibilidad de arrejuntamientos indeseados que de pié a una sociedad mestiza.
Y en la Vieja Europa, tres cuartos de lo mismo. Tenemos la ventaja de que somos algo más abiertos, pero el panorama es muy similar y no tiene solución.
Nuestra comodidad nos hace reacios a tener más hijos con tal de tener mejor casa, coche, más pulgadas y ultra-mega definición de pantalla en el salón, y por favar! más tiempo libre para hacernos selfies en terracitas a la orilla del mar. Pero vamos, lo que es doblar el lomo, cambiar pañales, y hacer deberes con los rorros, lo justito.
Es normal. Si vivimos como príncipes con los padres, nos independizamos tarde, y tenemos las criaturas pasados los treinta, para cuando quieres tener el segundo ya la lozanía de la juventud ya no sabes en qué garito te la dejaste.
Por eso, porque no hay más huevos, es necesario que otra gente, con otra mentalidad venga a suplir nuestras carencias. Como ocurrió con los Estados Unidos a principios del Siglo XX. Y no les fué mal.
Además, más vale aceptarles e integrarles por las buenas y hacerles partícipes de nuestros valores y nuestra cultura porque van a seguir viniendo. Por las buenas, o por las malas.

jueves, 6 de junio de 2019

Leyendo titulares y perdiendo los nervios

Hemos votado.
Por duplicado.
Y esto es lo que hay.
Para mi está muy claro: no hay quién nos entienda*.
Por tanto, la única opción es hacer política y llegar a acuerdos.
Y no se llega a acuerdos con quién se quiere, sino con quién se puede, y
a veces, hay que tragarse grandes sapos. Y eso no quiere decir que seas una
veleta, o que no sepas lo que quieres. Eso quiere decir que para alcanzar un bien superior, se debe
considerar perder algo que no está en tus objetivos.
El problema no son los políticos (vale, puede que un poco), NO, el problema es la
SIMPLIFICACIÓN de la política por parte de los medios, y la interpretación simplista que hacemos de ellos.
Si lo analizara Freud nos diría que estamos en una de esas fases (anal, o no se qué guarrería decía el menda este) en la que mostramos nuestra falta de madurez para enfrentarnos a nuestros problemas. Necesitamos la dependencia de un medio que nos diga algo que nos guste para sentirnos reafirmados. Como tiernos infantes. 
Se habla de Fake News, pero no es ese el problema.
El problema está en interpretar la realidad con las entrañas en lugar de hacerlo desde la
racionalidad.

* Por cierto, aquí el chache está encantado con la confusión de los resultados electorales. Hale! Apañenselas vuesas mercedes.

** Pido disculpas por el discurso extraño y posibles faltas de ortografía, pero no tengo tiempo para revisar lo que escribo. Buenas noches.