martes, 28 de febrero de 2012
Dos cosas curiosas
En una entrevista a Morgan Freeman publicada en el Semanal XL de hace un par de semanas, el Sr Freeman afirma, entre otras cosas, que su padre era alcohólico, lo que no ayudó en mucho a su familia (murió de cirrosis con 47 años), y que el hecho de que su madre fuera una privilegiada (era maestra) no impidió que pasaran hambre.
Otra entrevista en la misma revista una semana después: Charlize Teron era hija de un alcohólico que murió prematuramente puesto que su madre, con buen criterio, prefirió dejarle seco con una escopeta antes de llevarse otra paliza.
Grandes artistas con jodidas infancias e historias de superación admirables.
Tras un momento de reflexión y dado que uno es un poco pazguato me asalta algún interrogante: ¿Qué fijación tiene esta revista con entrevistar a actores con padres alcoholicos? O quizá, no es fijación, sino que todos los padres de actores son alcoholicos, aunque esto, por referencias personales no me consta. Y por último, ¿tendré que incrementar la ingesta de morapio y espitituosos para, a su vez, incrementar la posibilidad de que a mis churumbeles les concedan un Oscar de Hollywood?
Muchas preguntas pa’ tan poca cabeza…
jueves, 23 de febrero de 2012
Consultores
Leo con estupor en The Guardian (si, soy así de snob, leo The Guardian en mis ratos muertos) que el Ministerio de Defensa del Reino Unido está siendo investagado por gastar más de la cuenta en Consultores externos.
Cuenta el artículo que los responsables políticos del Ministerio se han tomado tan al pie de la letra la consigna de reducir el personal y los gastos fijos de su plantilla que se han quedado sin expertos con los que poder evaluar necesidades, nuevo armamento, o adaptación a posibles situaciones, y se ven obligados a recurrir a expertos externos, cuyo coste quintuplica el del personal de plantilla.
Me suena de algo esta historia y es que la Consultoritis es una pandemia sin fronteras.
Yo, de momento, en cuanto junte más de tres euros me voy a montar una consultora super chuli guay especializada en optimización de tiempos, matrices de polivalencia y gestión de necesidades perentorias. ¿Que? ¿como se te ha quedado el cuerpo?
Cuenta el artículo que los responsables políticos del Ministerio se han tomado tan al pie de la letra la consigna de reducir el personal y los gastos fijos de su plantilla que se han quedado sin expertos con los que poder evaluar necesidades, nuevo armamento, o adaptación a posibles situaciones, y se ven obligados a recurrir a expertos externos, cuyo coste quintuplica el del personal de plantilla.
Me suena de algo esta historia y es que la Consultoritis es una pandemia sin fronteras.
Yo, de momento, en cuanto junte más de tres euros me voy a montar una consultora super chuli guay especializada en optimización de tiempos, matrices de polivalencia y gestión de necesidades perentorias. ¿Que? ¿como se te ha quedado el cuerpo?
sábado, 11 de febrero de 2012
No es para tanto
Nos estamos tomando demasiado en serio.
Que si somos la octava potencia del mundo, que si tenemos la mejor generación de deportistas de todos los tiempos, que si somos un gran país, que si aquí se vive mejor, que si nuestra diversidad geográfica, nuestro clima, nuestra gastronomía...
Que si, que todo eso está muy bien, y no seré yo quién se avergüence de ser español, pero debemos de dejar de mirarnos el ombligo. A veces, metemos la pata, o simplemente no ganamos, o nos pitan mal, o nos juzgan injustamente. Es la vida amigo.
Tiene narices que nos den una lección los campeones del mundo del chauvinismo.
Parece mentira que llevemos toda la vida sin comernos un colín, y ahora que nos lo comemos de vez en cuando, nos mosqueemos porque unos muñequitos hacen una bobada.
Anda que...
Señores, ante la "afrenta", menos declaraciones despechadas y tiremos de refranero, que el que se pica, ajos come.
Mucho mejor arrieritos somos y en la Eurocopa (o en Roland Garros, o el Tour, o donde queráis) nos encontraremos.
Nosotros a lo nuestro.
Que si somos la octava potencia del mundo, que si tenemos la mejor generación de deportistas de todos los tiempos, que si somos un gran país, que si aquí se vive mejor, que si nuestra diversidad geográfica, nuestro clima, nuestra gastronomía...
Que si, que todo eso está muy bien, y no seré yo quién se avergüence de ser español, pero debemos de dejar de mirarnos el ombligo. A veces, metemos la pata, o simplemente no ganamos, o nos pitan mal, o nos juzgan injustamente. Es la vida amigo.
Tiene narices que nos den una lección los campeones del mundo del chauvinismo.
Parece mentira que llevemos toda la vida sin comernos un colín, y ahora que nos lo comemos de vez en cuando, nos mosqueemos porque unos muñequitos hacen una bobada.
Anda que...
Señores, ante la "afrenta", menos declaraciones despechadas y tiremos de refranero, que el que se pica, ajos come.
Mucho mejor arrieritos somos y en la Eurocopa (o en Roland Garros, o el Tour, o donde queráis) nos encontraremos.
Nosotros a lo nuestro.
jueves, 9 de febrero de 2012
Asumiendo
No creía en ello. Me imaginaba que era una más de las monsergas, aforismos y lugares comunes que tanto repelús me dan. Pero, ah! amigo. Esta vez no. Si, es cierto, la crisis de los cuarenta existe. Doy fe.
No es que esté llorando por las esquinas, pero si es cierto que me voy dando cuenta, voy asumiendo (asumir que bonita palabra, dura y rotunda, pero bonita) que lo de la edad no es ninguna broma.
Ahora me acuerdo de ese estúpido anuncio de los 80:
“No pesan los años, pesan los kilos”…los cojones.
Los años pesan. Vaya si lo hacen.
El deterioro es perfectamente tangible. Si, tengo cuarenta y soy capaz de muchas cosas, gracias a Dios. Puedo comer como un vikingo, puedo beber como un cosaco, puedo correr como un etíope, incluso podría trabajar como un chino (si me pagaran lo suficiente), pero noto que ya no es lo mismo.
Los dolorcillos y molestias físicas están ahí y no desaparecen al día siguiente. Los escasísimos excesos que cometo los pago con resacas y las digestiones más pesadas, y del trabajo, mejor no hablar. Se pasa de una actitud ambiciosa y proactiva, a una de mera supervivencia.
Lo del trabajo es curioso. Empiezas con los veintitantos titubeante, sin ninguna experiencia, admirando a los que si la tienen. Pasados unos años, con los treinta, te crees que lo sabes todo y miras con desprecio a los dinosaurios con la completa seguridad de que puedes hacer su trabajo más y mejor. Y luego llegas a los cuarenta y te das cuenta de que los de treinta te miran mal, los de cincuenta no van a dejarte nunca su puesto, y los de veinte… pronto tendrán treinta, con lo que solo te queda la opción de subsistir sabiendo a ciencia cierta que estás en mitad de una selva y con el culo al aire. Es como aquellos partidos en los que el favorito sale a comerse el mundo y en el minuto 80 está pidiendo la hora porque las cosas no salen como decían los pronósticos, con el agravante de que a mi todavía me queda todo el segundo tiempo por jugar y el campo está (muy) pesado.
Y miras al futuro y tampoco dan ganas de saltar de alegría. Si superas todos los obstáculos, laborales, económicos, anímicos y físicos, te quedarás en el mejor de los casos con una “tranquila” existencia lleno de achaques y con la esperanza de que te dé tiempo a disfrutar un poco de un merecido descanso. Entonces, miras alrededor para buscar ejemplos y los que ves no son para tirar cohetes.
Insisto, no estoy deprimido, ni vencido, pero razones para la consabida crisis no faltan.
No me rindo. No a estas alturas de la película, pero, manda huevos!.
Como decían Los Enemigos:
Vaya ,esto sí que manda pelotas
toda mi ambición cayo en saco roto
que tenga yo que trabajar
así es como están las cosas
Vaya, esto si que manda pelotas
a mí, que a diario me ponía las botas
que tenga yo que trasnochar
y encima pagar las copas...cuestión de pelotas
sólo cuestión de pelotas,
de pelotas
Vaya esto si que manda pelotas
ahora que iba todo viento en popa...
deja sitio empujan fuerte los de atrás
se acabó lo que se daba,
me botan
cuestíon de pelotas
solo cuestión de pelotas,
de pelotas
No es que esté llorando por las esquinas, pero si es cierto que me voy dando cuenta, voy asumiendo (asumir que bonita palabra, dura y rotunda, pero bonita) que lo de la edad no es ninguna broma.
Ahora me acuerdo de ese estúpido anuncio de los 80:
“No pesan los años, pesan los kilos”…los cojones.
Los años pesan. Vaya si lo hacen.
El deterioro es perfectamente tangible. Si, tengo cuarenta y soy capaz de muchas cosas, gracias a Dios. Puedo comer como un vikingo, puedo beber como un cosaco, puedo correr como un etíope, incluso podría trabajar como un chino (si me pagaran lo suficiente), pero noto que ya no es lo mismo.
Los dolorcillos y molestias físicas están ahí y no desaparecen al día siguiente. Los escasísimos excesos que cometo los pago con resacas y las digestiones más pesadas, y del trabajo, mejor no hablar. Se pasa de una actitud ambiciosa y proactiva, a una de mera supervivencia.
Lo del trabajo es curioso. Empiezas con los veintitantos titubeante, sin ninguna experiencia, admirando a los que si la tienen. Pasados unos años, con los treinta, te crees que lo sabes todo y miras con desprecio a los dinosaurios con la completa seguridad de que puedes hacer su trabajo más y mejor. Y luego llegas a los cuarenta y te das cuenta de que los de treinta te miran mal, los de cincuenta no van a dejarte nunca su puesto, y los de veinte… pronto tendrán treinta, con lo que solo te queda la opción de subsistir sabiendo a ciencia cierta que estás en mitad de una selva y con el culo al aire. Es como aquellos partidos en los que el favorito sale a comerse el mundo y en el minuto 80 está pidiendo la hora porque las cosas no salen como decían los pronósticos, con el agravante de que a mi todavía me queda todo el segundo tiempo por jugar y el campo está (muy) pesado.
Y miras al futuro y tampoco dan ganas de saltar de alegría. Si superas todos los obstáculos, laborales, económicos, anímicos y físicos, te quedarás en el mejor de los casos con una “tranquila” existencia lleno de achaques y con la esperanza de que te dé tiempo a disfrutar un poco de un merecido descanso. Entonces, miras alrededor para buscar ejemplos y los que ves no son para tirar cohetes.
Insisto, no estoy deprimido, ni vencido, pero razones para la consabida crisis no faltan.
No me rindo. No a estas alturas de la película, pero, manda huevos!.
Como decían Los Enemigos:
Vaya ,esto sí que manda pelotas
toda mi ambición cayo en saco roto
que tenga yo que trabajar
así es como están las cosas
Vaya, esto si que manda pelotas
a mí, que a diario me ponía las botas
que tenga yo que trasnochar
y encima pagar las copas...cuestión de pelotas
sólo cuestión de pelotas,
de pelotas
Vaya esto si que manda pelotas
ahora que iba todo viento en popa...
deja sitio empujan fuerte los de atrás
se acabó lo que se daba,
me botan
cuestíon de pelotas
solo cuestión de pelotas,
de pelotas
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