viernes, 27 de junio de 2008

Por qué me gusta el fútbol

Voy a contribuir modestamente al Amazonas de tinta generado por el fútbol, intentando explicar por qué me gusta.
Empezaré criticando a los intelectuales a los que no les gusta. Esos intelectuales, tan profundos ellos, que elaboran intrincadas explicaciones para describir la belleza de un capitel dórico, se conforman absurda y paradógicamente con decir que son "once tíos en calzoncillos dando patadas a un balón". Y se quedan tan anchos con esta simpleza mientras se regodean en sus insoportables disertaciones sobre cualquier estupidez.
Bien listillos, para empezar no son once, sino veintidós a no ser que solo exista un equipo en el campo sin rival (no hablo metafóricamente), con lo que se lograría una estupidez tan supina como la intelectual definición. Los calzoncillos los llevan (en su caso) debajo del pantalón corto, y no sólo dan patadas a un balón, también se dan patadas entre sí, al aire (sin comentarios), e incluso, después del partido, dan algunas al diccionario, lo que en el fondo, no deja de tener gracia.
Y para terminar, me parece impresionante que algo tan simple como el fútbol sea a la vez tan emocionante, tan variado, tan capaz de llevarnos al cielo o condenarnos al infierno en tan solo unos minutos. Cada partido empieza con las mismas premisas, pero siempre es diferente.
No conozco nada más sano, popular, democrático y entretenido que dar patadas a un balón. Se puede hacer a cualquier edad, casi en cualquier sitio, y sin efectos nocivos secundarios sino todo lo contrario.
Si, ayer disfruté. Un gran partido. De los que hacen historia, una victoria trabajada, perseguida y conseguida. Jugando al toque, templando el balón, moviéndolo, buscando alternativas y encontrando finalmente el camino... realmente, lo siento por el que no le guste, porque no sabe lo que se pierde.
Y hoy tocamos el cielo, pero ¿quién sabe que pasará el domingo tras la final? Estoy seguro de algo, al final, lagrimas, quien sabe si de emoción por el triunfo, o de tristeza por la derrota... joder, que bonito ¿no?

No hay comentarios: