Hace poco tuvimos comida familiar para celebrar el 30 aniversario de mi sobrina.
Estuvo fenomenal, tanto la comida como la compañía.
Se da la circunstancia de que estamos en el período en el que los sobrin@s se van haciendo mayores, y meten codo para incorporar a sus parejas en las dinámicas familiares, lo que hace que se trate de una época sumamente interesante de observar.
De este gran evento, extraigo las siguientes conclusiones positivas de mayor a menor:
1 Seguimos manteniendo lazos que sostienen estructuras y relaciones sociales guardando cierto sentido con la tradición que he vivido. Recuerdo perfectamente cuando mis cuñad@s se incorporaban a las comidas familiares y empezaban a darse a conocer en casa.
2 Los fichajes incorporados, son gente cultivada e interesante, lo que me hace pensar, aunque según debo admitir de manera absolutamente gratuita, que en el caso de tener descendencia, el resultado no debería desmejorar "la estirpe". Desde un punto de vista sociológico debería estar avergonzado de este razonamiento, pero ¡qué coño!, es mi familia.
3 Los "jóvenes maduros", en sus veinte y tantos, o sus treinta y pocos, se sienten en la plenitud de la vida y la sabiduría. Se les ve confiados, con ganas de mejorar el mundo y corregir a esos vejestorios que se aferran al poder con sus manidos argumentos y razonamientos. Así debe ser, como vejestorio que soy, sé que no tienen razón, o al menos, no todos la tienen. Sólo unos pocos, que llegarán felizmente a ser vejestorios aferrados al poder y acosados por ávidos jovenzuelos arrogantes.
4 Una cosa que no me gusta, es que me parece que confunden la realidad con lo que se cuece en las redes sociales, lo que me hace pensar que ignoran a una inmensa mayoría de gente real que está completamente ajena este infierno falaz, parcial y sesgado de las redes sociales.
Pero vamos, que en general todo bien. Sin proyectos muy definidos de futuro, en plan boda, o niños, pero al fin y al cabo, estos, como nosotros, cuando menos te lo esperas, te salen con la invitación y la lista en El Corte Inglés.
Al releer, creo que me ha quedado un post muy viejuno, pero es lo que tenemos los cincuentones. Ya no hay vuelta atrás.
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