miércoles, 16 de abril de 2008

Travesía por el desierto (con oasis)

Por cuestiones jurídicamente discutibles, me veo en la obligación de prescindir de mi vehículo durante una temporadita. No es el momento procesal, ni anímico, de reflexionar sobre la justicia de la medida, sino de asumir sus consecuencias.
Siendo estas más o menos gravosas, lo cierto es que mis amigos, en particular uno de un metro noventa, rubio, ojos azules y a veces falda escocesa (como le gusta autodefinirse), están haciendo que las consecuencias se hallan minimizado cual ventanita de windows.
A lo que vamos, en mi segunda travesía mañanera he descubierto que, a pesar de que el metro o el tren no ha llegado a mi municipio, tan "solo" he tardado una hora y diez minutos en cubrir un trayecto de 40 kms. Quizá es demasiado tiempo si se considera la distancia en línea recta, pero teniendo en cuenta que el trayecto supone atravesar Madrid de suroeste a noroeste en hora punta, lo cierto es que no es moco de pavo (que ordinariez y que asco).
Por ello, y aún no habiendo cubierto sino algo más del 10% de mi condena, deseo agradecer a los entes que diseñan el transporte público en Madrid, los que lo ejecutan y los que lo conducen, su buena labor y gestión... y por supuesto al de la falda escocesa.
Ya se que, el usuario habitual de este medio me puede tachar de iluminado, de irreal, o de mamarracho y enumerarme un rosario de calamidades sufridas, pero al fin y al cabo, lo cierto es que, hoy todo ha funcionado a la perfección, y aunque sea por una vez, prefiero hacer una alabanza, que una fiera crítica fruto del malhumor que nos acompaña cada día a casi todos.
Así que... buenos días.

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