Ultimamente nada sale bien. Llevaba mucho tiempo, quizá demasiado, dejandome llevar por los acontecimientos en la medida en que estos eran más o menos amables, o al menos, no eran del todo molestos. Pero resulta que ultimamente ni son amables, ni tienen educación, ni respeto ni la madre que los parió. Lo que me pide el cuerpo es mandarlo todo a tomar viento (o por culo), pero evidentemente no puedo. Esta imposibilidad me obliga a enfrentarme a los estúpidos hechos que provocan mi malestar y, en este caso, mi siguiente impulso es liarme a guantazos a diestro y siniestro, pero por experiencia, esta actitud no siempre conduce a buen puerto (aunque desahoga mogollón) y socialmente no está muy bien aceptado (cosas del aburridisimo politico-correctismo que nos dirige y nos castra intelectualmente en la actualidad). Otra imposibilidad que me situa en la opción menos deseable, enfrentarme a ello con ganas, con ilusión, con buen talante, con la sonrisa en los labios y renovadas esperanzas de conseguir algún objetivo mediocre y vulgar, sin que nada garantice que lo siguiente no sea otra patada de la vida en mi malogrado trasero... comprenderán ustedes que mis ganas sean algo escasas... si al menos el pequeñín se recuperara del todo...
Bueno, pues eso, valor y al toro, aunque ganas, ganas, lo que se dice ganas... poquitas.
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1 comentario:
ánimos, animosos desde el más acá, sobre todo con el tema del nene, que la verdad es que no me extraña que te tenga preocupado.
Y si los clientes te hacen la vida imposible, patealos -te doy permiso-.
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