Con su permiso voy a hacer un poco de historia personal de sobre la evolución de mi pensamiento:
Al principio, de acuerdo con mi carácter tímido de erizo a la defensiva, pensé que tener un blog era cosa de presuntuosos: "hay que ver, gente que se cree tan inteligente que piensa que sus reflexiones merecen ser leídas por cualquiera". A esta etapa, siguió una larga, larguísima etapa de alevosa ignorancia de cualquier cosa relacionada con un blog. Pero, recientemente he empezado a ser infiel a mi mismo, sorprendiendome en la lectura de algunos blogueros (se llaman así no). La primera vez, me reprendí severamente, y me di un manotazo en cada mano autoconvenciendome que aquello era malo, un instrumento del diablo.
Pero como la carne el débil, volví a hacerlo...
Fueron momentos de desasosiego y confusión, insomnio y zozobra debatiéndome entre el estoicismo anti-blog y el pecado. Luché, lo intenté todo para no caer en la tentación, pero una y otra vez me sorprendía (lo cierto es que a fuerza de sorprenderme una y otra vez ya no era ninguna sorpresa, sinceramente) y los pensamientos impuros devoraban mi cabeza.
Me regodeaba pensando VANIDOSAMENTE: "mira ese tiene xxxx lectores que le adulan, le siguen y yo escribo mejor que ese".... TATE!!! ahí está la Madre del Cordero: va a ser que la HUMANIDAD me necesita, necesita leerme, conocerme, seguirme, encumbrarme, forrarme y retirarme (observese que tanto -me denota cierta pasividad de mi persona -nota para mi psicoanalista-).
Bueno, pues aquí estoy, dispuesto a ser vuestro gurú y futuro premio Pulitzer como tantas veces me ha reclamado mi publico (bueno, al menos dos veces).
Eso si, siempre con mucho respeto y con su permiso, porque como diría un admirado personaje de ficción al que admiro: Respeto y educación ante todo.
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