sábado, 12 de abril de 2025

Maldito populismo evrygüer

Hay conceptos que un día aparecen en tu vida y a los que no prestas atención. No recuerdo qué estaba haciendo la primera vez que lo oí, pero en mi línea habitual, no creo que prestara demasiada atención. 

Si recuerdo en cambio la primera vez que, tras haberlo oído varias veces en diferentes contextos, realicé mi primera reflexión al respecto. No recuerdo el contexto exacto, pero más o menos era un político, o un avezado opinador político de mucho renombre, el que se quejaba del "populismo" argumentando que era demagógico y simplista. El término "demagógico" me retrajo inmediatamente a la primera vez en que tuve el impulso de coger un diccionario (cuando no existía el interné) para averiguar qué significaba aquel palabro. 

Si no recuerdo mal, aquel impulso me lo dió Felipe González, que entonces era Presidente del Gobierno y parecía que nunca iba a dejar de serlo. Por entonces a mí me parecía un tipo políticamente habilísimo y, como ya digo, me parecía imbatible. Pero en aquel momento en el que se quejaba de la demagogia de no sé quién (supongo que de Aznar), atisbé una grieta, un principio de debilidad. Me sonó a "no vale tirar a trallón", y reconozco que me sonreí al vislumbrar un punto débil. 

La RAE define la demagogia como 

"Degeneración de la democraciaconsistente en que los políticosmediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanostratan de conseguir o mantener el poder"

Claro, estamos hablando de un tío que, como Secretario General del PSOE, desde la Presidencia del Gobierno, había cambiado el país por completo, haciendo avanzar a la sociedad española enormemente, y no siempre en la línea de lo esperado por la ideología de su partido. Se había convertido en un Príncipe de Maquiavelo, al que le venía mal la demagogia de otro. 

Pero el tiempo pasa, y los conceptos envejecen. Ahora no se habla de demagogia, que es un concepto que básicamente nadie entiende por falta de cultura política. En cambio, casi todos se basan en el populismo, y de hecho, acusan al adversario político de usar el populismo para hacer política. 

El populismo se entiende mejor, sencillamente porque es más simple. Basta con reducir un problema a un vídeo de tik tok de 20 segundos. Está al alcance de todos con un mínimo de presencia física y que sepa articular un par de frases que se entiendan. Ya está. 

No hace falta articular un largo discurso, en el que, tras analizar pros y contras, se llega a una conclusión más o menos debatible. No, ahora, se toma el problema, se elige una causa, y se le aplica una solución perfecta que no es debatible. 

Es el triunfo del simplismo. 

- ¿Te hacen una pregunta incómoda? Pues nada, dices que el periodista es un fascista, o comunista, o nazi, o machista, o negacionista, declinas dar explicaciones, y arreglado. 

- ¿Te acusan de corrupción? dices que son todo mentiras, bulos, noticias fake, pseudomedios. 

- ¿Te investigan los jueces? lo mismo, los jueces son fascistas, o comunistas, o machistas, etc.

El que no juega a ese juego, lo tiene mucho más difícil. Siempre será un medias-tintas, un acomplejado,  un vendido, o un apestado. 

Y no, definitivamente, no es lo mismo la demagogia de entonces del populismo de ahora. 

Es peor. 



domingo, 16 de marzo de 2025

No soy negacionista, solo un poco tocanaricista

 Mostrar dudas contra las corrientes oficiales de pensamiento siempre fue síntoma de tener espíritu crítico. Pero ahora no. Ahora mostrar, aunque sea ligeras discrepancias contra las ideas que han sido aceptadas en todos los ámbitos, te convierte en un oscuro generador de bulos y desinformación. 

Hay ciertas materias intocables para las que no se admite ni la más leve disidencia. Las conocemos todos y, tristemente, todos lo asumimos mansamente. El feminismo, el cambio climático o cómo se debe gestionar la inmigración son materias en las que hay que tener un tacto exquisito para evitar ser tachado de negacionista, retrógrado, fascista, o apelativos de nuevo cuño que persiguen exactamente el mismo objetivo, que sigue siendo callar al disidente. 

Detesto ser el abuelo cebolleta, pero cuando era joven, allá en los noventa, podíamos hablar con más libertad. Sí, quizá con menos criterio, pero indudablemente con más libertad. Esto te daba la ventaja de conocer con mayor precisión a la gente con la que tratabas. En cambio, ahora, siempre queda la duda de si nuestro interlocutor está siendo siendo sincero cuando declara su cruzada contra el cambio climático, o simplemente se limita a posicionarse en un lugar socialmente aceptable para no tener problemas. 

Acabamos de dejar atrás el 8 de marzo, con sus manifestaciones y consignas, y confieso que no pude plantear el debate en casa sobre mis dudas con respecto a qué se reclamaba exactamente, o contra qué o quién se manifestaban. Una vez más, lo ves y te callas para no tenerla. No tengo nada en contra del feminismo. De hecho estoy muy orgulloso de cómo ha evolucionado la sociedad española en este aspecto en los últimos veinte años, pero afortunadamente, en este aspecto he tenido la suerte de poder decirle a mi hija que, efectivamente tiene todo el derecho a volver sola y borracha a casa cuando le salga de las narices, pero aunque la inmensa mayoría de la sociedad está de acuerdo en ese derecho, no es aconsejable hacerlo porque siempre va a existir la posibilidad de que un maldito cobarde se aproveche de su soledad y vulnerabilidad para consumar sus obsesiones. Y sí, evidentemente sería un hombre, lo que no nos convierte al resto en sospechosos de nada. Precisamente todos los que no lo somos haríamos lo que fuera para evitar que fuera agredida en cualquier sentido. 

Lo de la inmigración es más gracioso todavía, porque mientras unos insisten en que recelar de una inmigración descontrolada te convierte automáticamente en racista; ahora hay una solida corriente que hace de la "lucha contra la inmigración ilegal" su cruzada inquebrantable. Igual de estúpida e insostenible que los de la lucha contra el cambio climático. 

El reparo al forastero, no es racismo, sino simplemente biología. De hecho, en la mayoría de las especies no existe "reparo" sino directamente rechazo. La territorialidad entre especies es un hecho incuestionable.  En cambio, nuestra especie tiene mayoritariamente reparos, que es mucho más mono y llevadero. Basta con que el visitante foráneo se comporte dentro de nuestros marcos socialmente  aceptables para que se le acepte sin mayor problema. Y así ha sido desde siempre. 

Realmente, en España no tenemos ningún problema con la inmigración. Si acaso lo tenemos con un sistema judicial anquilosado, demasiado garantista e ineficiente. Las estadísticas de los nuevos cruzados contra la inmigración ilegal demuestran que, proporcionalmente, la mayoría de los delitos son cometidos por extranjeros; obviando que la mayoría de los extranjeros no cometen delito alguno, y de hecho, se integran con mucho esfuerzo y contribuyen de manera capital a que este país avejentado siga funcionando como necesita. 

Por cierto, es muy gracioso como los nuevos cruzados adoptan exactamente las mismas tácticas inquisidoras que sus opuestos políticos, de manera que cuando razonas la necesidad de aporte inmigrante a nuestra sociedad, inmediatamente les viene a la boca que eres un "globalista" del mismo modo que a los otros se les llenaba la boca de racismo con ellos. 

En fin. El que se pica, ajos come.  


domingo, 18 de febrero de 2024

Emisiones de CO2 y cambio climático

El cambio climático es cierto. Es algo que siempre ha ocurrido, sigue ocurriendo y seguirá también cuando no exista ya nadie para analizarlo. La mayoría de la comunidad científica dice que, dentro de la evolución del clima actual, la aceleración del cambio climático es de origen antropogénico. No seré yo, desde mis escasísimos conocimientos científicos, quién discuta este aserto. 

Lo que sí puedo hacer, desde mi supina ignorancia y banal entendimiento científico, es afirmar que, lo que dicen los listos es que la causa son las emisiones de CO2, y que éstas van a parar a la atmósfera, y como aportación mía original, personal e intransferible, declaro que la Atmósfera no entiende de estadística, y por consiguiente, le da igual el reparto acordado, en los protocolos de Kioto, París, o Villanueva de la Serena, de manera que, los efectos nocivos de las emisiones de CO2 perturban su equilibrio en términos netos, es decir, en millones de toneladas emitidas por la Humanidad, y no en términos relativos, es decir, que le da igual de donde vengan esas toneladas y si cumplen o no con lo acordado en absurdos tratados que no solucionan nada. 

Según los datos de emisiones publicados en Climate Data for Action

China emitió 12295.62 millones de toneladas de CO2 en 2020, lo que supuso un 25.8 % del total de emisiones a nivel mundial.

India emitió 3166.95 millones de toneladas de CO2 en 2020, lo que supuso un 6.67 % del total de las emisiones a nivel mundial. 

Estados Unidos emitió 5289.13 millones de toneladas en 2020, el equivalente al 11.13% de las emisiones globales.  

Alemania emitió 681.18 millones de toneladas de CO2 en 2020, lo que supuso un 1.43 % del total de las emisiones a nivel mundial. 

Italia emitió 339.21 millones de toneladas de CO2, un 0.74% de las emisiones mundiales. 

Francia emitió 314.57 millones de toneladas de CO2 en 2020, lo que supuso un 0.66 % del total de las emisiones a nivel mundial.

España emitió 256.41 millones de toneladas de CO2 en 2020, lo que supuso un 0.54% del total de las emisiones a nivel mundial. 

Países Bajos emitió  162.55 millones de toneladas de CO2, lo que supuso un 0.34% de las emisiones mundiales. 

Hay una diferencia poblacional enorme entre China e India y el resto de países, es cierto, aunque eso a la Atmósfera le da igual. La cuestión es que, mientras en la UE, como adalid de la lucha contra el cambio climático está imponiendo medidas draconianas a sus habitantes y empresas para conseguir un resultado ridículo a nivel global, el compromiso de China al respecto dice que alcanzarán su pico de emisiones en 2030, y a partir de entonces se comprometen a reducir hasta alcanzar la neutralidad en 2060. 

Dicho de otra forma, mientras aquí nos dejamos una pasta para reducir nuestro ya de por sí ridículo porcentaje de emisiones (la UE representa el 8% del total), en China, con un 25% piensan seguir incrementando sus emisiones hasta dentro de 6 años. 

Por eso, cuando los activistas nos señalan con el dedo inquisitorial, pegarse a una obra de arte, o dar por saco en general con este tipo de cosas me dan ganas de reunir fondos para facilitarles su tarea en entornos más eficientes y así darles la oportunidad de cumplir con su misión redentora que con tanto ahínco persiguen. 

Eso sí, solo billete de ida. 

viernes, 19 de enero de 2024

Cabreado por cabrearme

 Había que decirlo y se dijo. Públicamente. Blanco sobre negro. Estoy muy cabreado. 

Ya no sólo porque no pueda tener una opinión disidente sin que haya alguien del Equipo Gubernamental de Opinión Sincronizada (EGOS) que piense que soy un facha, un casposo o que huelo a cerrado, como les gusta decir a sus acólitos. Tampoco por la humillación a que nos somete a todos tomándonos por gilipollas. Lo peor de todo es su impavidez. Le ves en cualquiera de sus intervenciones matizándose a sí mismo y su cara de hombre recto sin sombra de pecado me saca de quicio ¿Cómo puede tener ese cuajo? ¿Cómo es capaz de mentir con esa desfachatez y al tiempo acusar al resto de propagar bulos y desinformación?

Lo peor es que sé positivamente que sacarme de quicio, a mí y a cualquiera que se atreva a discrepar, es su objetivo para luego de insinuar "ves como eres un facha". Y yo aquí, con mi cara de gillipollas, como decía Krahe, siendo, una vez más parte del problema, en lugar de aportar algo para la solución. 

Por eso, ya llega el momento de sentarse y esperar que caiga el chulo de playa. 

Porque va a caer y cada vez está más cerca. Le van quedando menos cartuchos y los suyos lo saben. Hasta los EGOS lo saben y tendrán que buscarse otro chaman al que arrimarse cuando el ídolo caiga. Se van cayendo del guindo cuando nos chulea el transporte público a los madrileños, cuando los alquileres no bajan, cuando los que creyeron en sus miles de viviendas públicas ven como no se ha hecho absolutamente nada, ni se va a hacer, y en definitiva cuando todos los que se han creído en su palabra y en sus promesas se vean que ni lo uno ni lo otro tienen el más mínimo valor. 

Lo malo es que mientras tanto las cosas se van pudriendo y será más difícil sanearlo todo. 

sábado, 4 de noviembre de 2023

La jugada maestra y las ruedas de molino

Recuerdo que, a cada paso que daban los independentistas del Procés tras aquel 1 de Octubre de 2017, decían "Jugada maestra": 

Cuando llevaban a cabo el referéndum prohibido por el Poder Judicial: jugada maestra. 

Cuándo les intervenían las urnas y las papeletas de votación: jugada maestra. 

Cuándo se lió la que que se lió el día del referéndum: jugada maestra. 

Cuando, tras el referéndum, Puigdemont declaró la Independencia durante 3 segundos: jugada maestra. 

Cuando salió de España dentro de un maletero: jugada maestra. 

Todas eran jugadas maestras. 

Entonces no lo entendí, y de hecho, me pareció una postura bastante patética. Pero hoy, seis años después, todo cobra sentido de nuevo. 

Sin embargo, sinceramente no creo ni por asomo que sean tan brillantes. No me creo que todo forme parte de un plan. Simplemente se trata de aprovechar las ocasiones que presentan las circunstancias. 

Se han topado con un Presidente del Gobierno que está dispuesto a todo y lo van a aprovechar. Eso es todo. Un presidente que a (su) necesidad le llama virtud, y que es capaz de hablar del bien de España sin ningún embarazo siendo perfectamente consciente de que todo esto no puede traer nada bueno. Ni siquiera para los independentistas. Un Presidente que habla de la convivencia, cuando a cada paso que se dá en un proceso que está podrido desde el principio se generan nuevas grietas y sentimientos de distanciamiento y odio entre las partes. 

Por eso, estoy convencido de que esta nueva Jugada Maestra puede ser la que nos arrastre a todos al abismo. Personalmente, cada vez que consiguen algo nuevo, injusto, insolidario e inmerecido, siento tristeza por un lado ante el camino que toman las cosas, y alivio por otro, porque ya estamos más cerca del final y de la separación efectiva, tanto social como políticamente. Y espero que ese final llegue lo más pronto posible. Y eso, definitivamente, no es bueno. 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

La encrucijada

Claro que nadie está a favor de bombardeos que afecten a población civil. Ni de matar niños, ni ancianos, ni ningún otro inocente. 

La cuestión es ¿cómo se responde a la brutalidad que perpetró Hamás el pasado 7 de octubre? ¿cómo se gestiona la convivencia con una organización cuyo objetivo es destruirte?

La única opción viable sería que el propio pueblo palestino acabe con Hamás, entregue a sus líderes y se asegure que nada similar vuelve a surgir, pero eso, desgraciadamente, no va a ocurrir. 

Entonces ¿qué nos queda?. Tengo clara la postura de Israel, y en cierto modo entiendo su forma de pensar. Al fin y al cabo se trata de un pueblo que ya acumula demasiado sufrimiento a sus espaldas como para tener respuestas moderadas ante semejantes amenazas. 

Otra cuestión es lo que ocurre en Europa. En España, sin ir más lejos. ¿Cual sería la respuesta del Gobierno ante una acción como la que sufrió Israel el pasado día 7? La verdad es que me da miedo pensarlo. Más que nada porque, lo que considero más probable, que sería la inacción más allá de las enérgicas protestas enviarían un mensaje muy peligroso al agresor, o potenciales agresores. 

Pero nuestra peligrosa beatitud también tiene un límite. Es verdad que en la UE llevamos más de ochenta años sin guerra y que, posiblemente como decían los antiguos, eso nos hace más débiles, pero también la Historia nos enseña que, en la asignatura de matarse los unos a los otros, donde más sabemos es en Europa. 

Ni tiene gracia, ni es un chiste. Ni siquiera es una reflexión ingeniosa, pero no por ello deja de ser cierta. Tan cierta que da miedo. 

Por eso, ni podemos, ni debemos tomar partido en esta encrucijada. Por eso, con independencia de tus creencias políticas, tu deber, contraído con la cómoda sociedad en la que vives y que te permite decir todo tipo de gilipolleces sin filtro, tu deber digo, es ser prudente y si quieres, mantener un debate sosegado y abierto a escuchar lo que tiene que decir quién no piensa como tú. 

Eso, o quizá, dentro de no mucho, no tendrás la oportunidad de debatir, o quizá, ni siquiera de escuchar. 

jueves, 15 de junio de 2023

Mi lucha contra el cambio climático

Como no podía ser de otra forma, en este aspecto soy escéptico. No del fenómeno en sí (¡Dios me libre!). Siendo de letras, me tengo que plegar a lo que asegura la mayoría de la Comunidad Científica; pero sí me genera suspicacia el abordaje de lo que me parece mollar en esta cuestión, que son las soluciones, o las propuestas para la "lucha" contra el cambio climático.

Todos los políticos ponen énfasis en lo presente que lo tienen en sus programas y los medios insisten en la importancia del asunto y lo catastrófico que supone dar la espalda al problema. 

Ya, pero ¿y las soluciones?

De momento, lo que nos dicen es que hay que reducir el uso del coche, si éste es contaminante, es decir, si tienes un gasolina, y no digamos un diesel, ¡eres un elemento a eliminar por negacionanista!

- Oiga, es que no tengo dinero para comprarme un coche híbrido. 

- ¡Facha, más que facha!

Tengo la "suerte" de poder probar coches, y ¡Oh sorpresa!: de los últimos 10 coches híbridos que he probado, el 100% consume más litros de combustible fósil que mi diésel que tiene 17 años. 

- Oye, si una de las premisas para "luchar" contra el cambio climático, es no consumir,  no me digas que no comprar un coche nuevo durante tanto tiempo, y mantener el mío en perfecto estado de revista, no me da "puntos climáticos". 

- Está usted frivolizando: ¡Negacionista - facha!

 Vale, vale, me compro un coche nuevo sostenible de oferta...

Pasemos a otra cuestión. porque claro, ésta de la movilidad, incluyendo viajes en avión, la veo que no está a mi alcance. 

Otra solución que se propone es el DECRECENTISMO, y oye, yo aquí estoy muy a favor. Cada día me exprimen más en el trabajo: haz más en menos tiempo y no pidas recursos extra, porque además requieren más energía, y más desplazamientos, y más consumo. Vale y ¿cómo lo hago? Pues no hay otra que simplificando procesos. Hay que hacer las cosas más fáciles, más digitales, más rápidas. Lo hacemos con bots y con IA y asunto arreglado. Súper rápido y limpio. 

- Sí, pero ¿y la calidad? ¿y el trato personalizado?

- Mire usted es que todo no se puede... ya, facha ¿no?

Bueno, entonces me queda el QUIETISMO. Oye, que bien mirado, a mí que ya voy más para el pijama de madera que para el look de lentejuelas, ni tan mal. Pues nada, así me quedo: sin viajar, sin consumir y sin ganas más que de morirme para reducir mi huella climática. 

Cómo decían Los Ronaldos ¡Ahí os quedáis!.