Quién me conoce, sabe que no me gusta llamar la atención. Prefiero la discreción y pasar desapercibido que hacerme notar. ¿Por qué? Pues no lo se, supongo que es mi naturaleza, como le dijo el escorpión a la rana clavándole su aguijón mientras cruzaba el río sobre su lomo.
No es una actitud consciente, es una forma de ser. De hecho, cuando intento conscientemente "venderme" tengo la sensación de estar haciendo un ridículo espantoso, dando una imagen
de suficiencia que siempre he detestado al observarla en otras personas.
Esta cualidad me ha reportado algunas incomodidades a lo largo de mi vida. Cuando estaba en el "mercao" (hace muchos, muchos años, en un país muy cercano) tenía cierta dificultad para ligar, lo que entonces era bastante incómodo. Era ciertamente lógico: una conversación inexistente, un aspecto normalito (claro, esto según gustos), y una incapacidad innata para quedarme observando en un ricón antes que lanzarme a la pista de baile... Pero tanta observación me hizo superar la situación al extraer algunas conclusiones:
- Sorprendentemente, yo también tenía mi público.
- Y sobre todo porque apliqué una de las máximas que, desde entonces ha marcado mi vida: "Mas ser perdió en Cuba y volvieron cantando", o "De perdidos al río".
Esa revelación hizo que, alrededor de los 25 (más vale tarde que nunca), cambiara mi actitud, y es que, cuando salía de noche, la luna llena me transformaba en un ser sin complejos que entraba a cualquier desconocida cosechando algunos éxitos memorables, si bien tan efímeros como un paquete de Fortuna un sábado por la noche, pero "que nos quiten lo bailao". Eran amistades de barra que nunca pasaban a mayores (afortunadamente), conversaciones divertidas, gente curiosa, risas... en fin, historias del abuelo cebolleta.
Ahora no es tiempo de ligar (Dios y mi santa esposa me libren), pero desde hace un tiempo noto que mi falta de habilidades comerciales me ha dejado estancado profesionalmente. Los números dicen que he conseguido cosas importantes, aunque parece que solo yo soy consciete de ello. Supongo que ha llegado el momento de observar y extraer conclusiones como aquellas gloriosas de los 25 añitos.
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2 comentarios:
Pero liderando equipos eres único :-)
Ja, ja, ja!!!!!Yo podría añadir muchos detalles a esta confesión... pero me voy a morder la lengua.
Elenita.
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