Queridos amiguitos,
He decidido voluntariamente daros una pequeña tregua con el fin de que asimiléis correctamente toda la sabiduría que se encierra en este humilde espacio.
No obstante, consciente de mi labor social, he regresado para enseñaros el camino, la verdad y la luz.
Consejos editoriales me han hecho pasar de la bitacora diaria (más o menos, tampoco hay que ser pejiguero), a la semanal (por aquello de ponerme a la altura de publicaciones de prestigio como el Pumbi y otras), y luego aquí estoy en la mensual (no me parece necesario poner ejemplos, y además no recuerdo ninguno en este preciso instante)... pero me parece que voy a iniciar, en el camino de gurú que marca mi carrera, un nuevo "tempo" en las publicaciones: la publicación "al azar", también denominada "cuando tenga un momento", o bien "cuando me salga de los... dedillos".
Una vez realizada esta nota aclaratoria que espero reconduzca del estado de ansiedad en que se encuentran mis lectores y merme el consumo de Lexatin, me dispongo a abriros los ojos sobre lo siguiente: El silencio.
Pero ¿por qué nos incomoda el silencio?. Es ciertamente comprensible que en ciertas situaciones puede ser incómodo, particularmente cuando estás en compañía de alguien con quién no tienes mucha confianza. Recuerdo cuando pasaba aquello de "Me han dicho que Puri está por ti" (hasta ese preciso instante, lo único que sabías de Puri era que era la amiga de super Marta, alias "full equipe")... en esa tesitura era de obligado cumplimiento el estrechamiento de relaciones con Puri, por una razón doble:
1 Posibilidades de arrimamiento.
2 Para que super Marta no se cabreara contigo y dejara de ser una promesa para convertirse en un absoluto imposible.
Bien, pues ahí vas tu. Te acercas a Puri, y haciendo acopio de ingenio le sueltas:
- Hola, ¿que haces?. (silencio)
Ella sonríe, pero no puede evitar pensar "pues aquí gilipuertas, de pie pasmada, llevo una hora echandote miraditas y tu que si quieres arroz...", pero invariablemente contestaba:
- Nada, aquí, ¿y tu?... (silencio)
... "Joder Puri, podías poner las cosas un poco más fáciles, chata", pensabas, y volvías a lanzar otra valiente andanada:
- Pues, ... nada, aquí también... (silencio)
Y milagrosamente, de esa nada surgía una conversación intrascendente y evitable que te llevaba quíen sabe donde.
Y si todo fuera como en las películas: te acercas a la chica, la miras fijamente y la besas en silencio... y ¿que? ahora el silencio no molestaría ¿verdad?
En fin, como dijo un gran sabio, "bendito silencio" (claro que eran las 04:07 am y que el niño acababa de dormirse) ...
jueves, 7 de junio de 2007
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