Eso creo.
Por mucho que les duela a los tertulianos.
Por mucho que no lo entendamos.
Por mucho que analicemos y disertemos sobre lo lamentable de la actitud y las propuestas del candidato indeseado.
Al fin y al cabo, es lo que tiene el populismo: a la gente le gusta, pero como está mal visto, se oculta la intención de voto real en las encuestas. Es el precio que hay que pagar por establecer con tanta claridad lo que es bueno y lo que es malo desde el minarete de nuestra superioridad moral.
Por otra parte, una vez más, creo que no se va a hundir el mundo si gana.
Tampoco entiendo por qué nos alarma tanto sus propuestas: proteccionismo, abandono de política de seguridad exterior (con la de veces que se ha demandado esto en determinados medios), algunas otras medidas un tanto extravagantes, ...pero poca cosa.
El mundo se reorganizará, se pondrán aranceles a los productos americanos, ellos a los nuestros, se buscarán otros mercados, y al cabo de un tiempo se volverá a la cordura.
Por cierto, si lleva a cabo esto, acabará de un plumazo con el Tratado de Libre Comercio que tanto nos escandaliza, que bien! ¿no?
Pues eso, que no es para tanto. Lo superaremos.
jueves, 20 de octubre de 2016
Suscribirse a:
Entradas (Atom)