Una semana. Llevo una semana (y lo que te rondaré morena) con un simpático virus instalado en mi prodigiosa anatomia, que me hace estar mermado, doblado, hecho polvo y agotado. Además, desde el viernes por la tarde, como fruto de alguna maniobra inadecuada con un churumbel, el catarrito se ha aderezado con una lumbalgia que me hace andar como el chiquito de la calzada.
Lo peor de todo es que tengo la impresión de que es el mismo virus hijo de la perrilla que abandoné el pasado mayo, y que ha estado de vacaciones cogiengo fuerzas y estudiando mi sistema inmonológico para joderme todo el invierno con alborozo y tesón.
Y es que, cuando no es un catarro, es una gasteroenteritis, o una lumbalgia, un eczema, insomnio, o pillarse los dedos con una puerta.... y cuando no tenemos nada de esto, salimos de cachondeo para tener una hermosa resaca resumen de todos los males anteriores.
Si, lo reconozco, soy un paciente lamentable, un quejica, lo que quieras, pero si llevo una vida cuasi monacal, si me porto mejor que Heidi, si soy bueno y obediente, si me abrigo e intento no andar descalzo... ¿¿¿POR QUE A MI???. Antes fumaba como un carretero, iba con mujeres y me castigaba el hígado con devoción (de hecho atribuía un efecto medicinal indudable al whisky con coca-cola) y no me ponía malo ¿es esto la vejez? Pues estamos apañados...
Por cierto, ¿el fin de semana? Bien (j..ido), gracias.
P.D.: Debo dejar de decir tacos.
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2 comentarios:
¡Alegrías y albricias por los tacos!
¿Sabes que los virgo son/sois hipocondriacos por naturaleza?
P.D. Debería dejar de leer los horóscopos :)
No es vejez, sino experiencia, Mr.Deiviz.
Todas las pruebas empíricas parecen confirmar la hipótesis acerca del Whisky (sin descartar tabaco y mujeres). Si yo fuera su facultativo, le recomendaría un tratamiento intensivo. Por probar...
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